Existen
muchos profesionales y disciplinas diferentes que trabajan con jóvenes.
Acotando el espacio de qué es ser joven (ni las propias instituciones se
aclaran) en este post nos vamos a referir a personas entre los 14 y 18 años.
Castilla no es tan ancha.
El
sábado pasado, 22 de noviembre, tuve la suerte de realizar una formación para
profesionales que trabajan con jóvenes desde distintas disciplinas: profesores
de secundaria, técnicos de departamentos de juventud, informadores juveniles,
orientadores laborales y sociales, educadores de reforma, mediadores con
jóvenes inmigrantes, voluntarios en asociaciones y trabajadores del ocio y
tiempo libre.
Lo
curioso y a la vez reconfortante es que no hablamos de las pequeñas parcelas de
cada uno sino de lo que tenemos en común: los jóvenes.
No
entiendo bien el esfuerzo que hacen algunos en la separación tan absoluta
entre los distintos campos de intervención con la población joven en donde rara
vez tienen contactos los unos con los otros. Es más, en algunas ocasiones
existen auténticas guerras de patio de colegio por eso de que este campo es mío.
Como
os decía, la formación estuvo centrada en cómo trabajar con jóvenes y cuál es
el auténtico sentido de nuestra labor y al final parece que todos coincidíamos en
algo: hacerlos cada vez más autónomos e intentar aportar valores y conocimiento
para propiciar la convivencia en sociedad y el propio desarrollo como persona.
Y
si eso lo tenemos todos en común ¿qué hacemos tan separados y, en ocasiones, enfrentados?
Puede
que sea cosa de la “parcelitis”, puede que los que hacen los contenidos de las
diferentes disciplinas que tratan con jóvenes no quieran perder su pequeño
cortijo temático, puede que yo esté absolutamente equivocado.
Estamos
tan orientados a tratar nuestro pequeño campo de actuación y a formarnos en él
que olvidamos la perspectiva común y ver el trabajo con la población joven desde
un punto de vista integral y coordinado.
Un
educador de reforma piensa que alguien que trabaja el ocio y tiempo libre no le
puede mostrar nada, un profesor cree que quien va a dar un taller de
drogodependencias al instituto no le puede enseñar nada, un técnico de juventud
puede que estime que un orientador laboral no le va a descubrir facetas de
jóvenes que él no sepa. En definitiva: yo y mi ombligo.
Cuando
tienes la oportunidad de reunir a profesionales de distintas disciplinas lo
primero que te das cuenta es que todos comprenden que tienen algo en común y,
además, lo más importante de su trabajo: los jóvenes, y hablan de ellos y de cómo mejorar su
relación con los destinatarios de sus acciones y formarse para comprender mejor
a los sujetos de su trabajo. No a la juventud
abstracta sin cara, sino a jóvenes concretos, con problemáticas concretas y con
situaciones de vida diferentes.
Es
tiempo de abrir ventanas y puertas y de reorganizar nuestro trabajo. Para ello, podemos empezar a hacernos preguntas:
Si
soy técnico de un departamento de juventud ¿cuántas veces me he reunido con los
orientadores del departamento de empleo?
Si
soy orientador ¿Cuántas veces he tenido reuniones con profesores del centro de
educación secundaria?
Si
soy profesor de secundaria ¿Cuántas veces me he sentado con dinamizadores de
talleres para interesarme por sus métodos?
Si
soy dinamizador de talleres con jóvenes ¿Cuándo he mostrado interés por el
trabajo de que realizan los profesionales de reforma?
Si
soy currante de reforma ¿Cuántas veces me ha surgido formarme en nuevas
metodologías de intervención con jóvenes?
Y
¿no os parece raro? ¿Nada os pueden aportar? ¿Ya lo sabemos todo sobre jóvenes?
La
riqueza que se obtendría en diversos foros donde distintos profesionales y
disciplinas que tienen como objetivo principal a los jóvenes se reunieran y
trataran el tema en común creo que sería descomunal y nos haría dar un gran
paso en esta materia.
Puede
que esté proponiendo un disparate, puede que bastante tengamos cada uno con lo
que estamos haciendo con los pocos medios que disponemos, puede que mañana ya
no esté en este puesto de trabajo y puede que mañana me pegue un atracón del
albóndigas de bacalao y reviente pero también puede que estemos haciendo todo
por defender nuestro trabajo pero nada para cumplir con ese objetivo de
propiciar la autonomía de los jóvenes.
Mientras,
sigamos hablando de equipos interdisciplinares o multidisciplinares que sobre un papel queda precioso. Lástima que no
sea verdad.
Y
lo sabes.
PD:
Enhorabuena a los que sí pueden trabajar así, que los hay. Ellos saben lo
reconfortante que es poder hacerlo.
Eso es lo que estoy cansado de proponer en mi ayuntamiento y técnicos y políticos me miran como si estuviese diciendo un disparate. No estoy solo y eso si que me reconforta. Gracias.
ResponderEliminarEl que te puedas sentir solo es un síntoma más del aislamiento que tenemos en relación a otras personas que también trabajan con jóvenes en distintos campos. Estamos todavía en pañales y en el punto de partida de algo que será habitual en unos años.
ResponderEliminarSaludos, paciencia y no pares de dar el follón.
lamentablemente esto no ocurre en mi concejalia... la tecnico de juventud está más preocupada de " llenar expediente" haciendo talleres de " decoración navideña" a los niños de 8-10 años que en otras cosas... grgrgrgrgr
ResponderEliminarLo más curioso es que lo que propones no es en absoluto una quimera, es perfectamente realizable pero los que no estamos preparados somos nosotros y parece que nadie está por la labor, yo al menos no conozco a nadie y eso que mi trabajo es diario con jóvenes.
ResponderEliminarSaludos de Manel.
Puede que sea una quimera como dices pero lo cierto es que experiencias de todo tipo se están realizando con éxito pero de forma coyuntural y no estructural. No existe visibilidad para esas experiencias y lo que hacen es demostrar que se puede trabajar de otra forma.
EliminarGracias por tu comentario.
Amén...je,je en serio , suscribo totalmente el post.Salud , y pasad unos dias felices!
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