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martes, 2 de febrero de 2016

Debates sobre #Juventud para 2016.

Existen debates que siempre han estado ahí, propuestas generalmente aceptadas y rara vez puestas en marcha en temas de juventud. También habitan entre nosotros y nosotras experiencias estables y contrastadas que no son (re)conocidas fuera de su ámbito y que sería necesario difundir y poner en valor. Y, por supuesto, ideas, muchas ideas circulan a nuestro alrededor a las que sólo hace falta un poco de cariño, voluntad política, presupuesto y ganas. A continuación os lanzo algunos debates que podríamos tener durante este ya comenzado 2016. Viejos temas, nuevas ideas.


Aquí van, de forma breve, alguno de esos temas y que no estaría mal que vosotros y vosotras pudierais complementar, ampliar o proponer nuevas visiones.

  1. Los horarios de trabajo.
Por mucho que nos empeñemos no tiene sentido alguno que los horarios de trabajo de las personas que desarrollan su labor con jóvenes no coincidan con el tiempo libre de sus supuestos destinatarios. El trabajo de 8 a 3 sólo tiene sentido para la gestión interna del departamento en cuestión. Hasta hoy hemos seguido el lema “que los jóvenes se adapten a nosotros” y creo que ya va siendo hora de que sea justo al contrario.

  1. La precariedad y la indefinición.
El lío padre y la fuente de la eterna desmotivación. No son buenas las condiciones de trabajo, en general, del personal técnico de juventud, sobre todo de profesionales no funcionarios. Las condiciones, el salario, la falta de perspectivas y objetivos a medio plazo en el trabajo, el activismo y el cortoplacismo hacen que dicha falta de motivación campe a sus anchas por los departamentos de juventud.

  1. Formación.
En ningún grado universitario (no, en educación social tampoco) te capacitan para el trabajo en juventud de forma expresa y es necesario una formación posterior para saber de qué va esto o, como en la mayoría de los casos, aprender mientras trabajas. En este sentido, las Escuelas de Tiempo Libre, tanto públicas como privadas, se encuentran en un nuevo escenario en donde los certificados de profesionalidad y el procedimiento PREAR están dejando sin rumbo a estas escuelas y sus respectivos decretos de funcionamiento.


  1. Acompañamiento en Centros de Educación Secundaria.
Desde hace siglos vengo oyendo esta cantinela y no hay manera. Si profesionales de la dinamización juvenil, la educación social, la animación sociocultural tuvieran presencia en los centros de educación secundaria y estuvieran plenamente incorporados en la vida diaria de los y las jóvenes, daríamos un salto de calidad incuestionable, no en el reconocimiento de la profesión, que también, sino en lo útiles que seríamos para las personas jóvenes, al final en eso consiste  nuestro trabajo. No poner en marcha estos procesos que son de sentido común sólo refleja lo que esta cuestión le importa a nuestros gobernantes. La separación entre educación formal y no formal a quienes  más daño está haciendo es a la infancia, a la adolescencia y a la juventud.

  1. El activismo/entretenimiento.
“Hacer cosas”, es una de las máximas en que se mueven muchos departamentos de juventud, como si el servicio fuera una máquina de hacer churros. En este tema sólo haré una reflexión: buscar en tratados, leyes, acuerdos internacionales, libros blancos, decretos, conclusiones de Congresos, Seminarios y Jornadas… en donde se manifieste cualquier recomendación para poblar nuestras Concejalías y Direcciones Generales de actividades de entretenimiento. Entonces ¿por qué se hacen?

  1. Metodologías participativas.
¿Lo anterior quiere decir que no se convoquen actividades de entretenimiento? No, lo único que quiere decir es que quien quiera entretenimiento que se lo curre y esto es posible incorporando metodologías participativas como eje transversal a todo lo que hacemos. Si un  grupo de jóvenes de nuestro pueblo quiere esquiar que venga y nosotros les ponemos los medios para que investiguen y consigan ese viaje a buen precio. Que otro grupo quiere un festival de “zombis para arriba y zombis para abajo”, pues muy bien: ahí tenéis un teléfono, aquí un local para reuniros y, ale, a organizar el evento ¿Darlo todo hecho? ¿Qué somos la administración pública/entidad juvenil o un gimnasio? Además, no creo que necesite contaros los beneficios personales y de grupo que comporta esta forma de trabajar.

  1. Estructuras de participación juvenil.
Aunque en algunos lugares siguen constituyéndose Consejos de Juventud, bien porque las asociaciones del lugar así lo quieren, bien porque el Concejal o Director General de turno se ha empeñado, estos están de capa caída. Sin profundizar mucho en el tema, lo que puede pasar es que se sustentan en una base asociativa que está bajo mínimos y, entonces, habría que contestar a la pregunta ¿Qué es primero las asociaciones o los Consejos? Depende de cómo la respondas así será tu criterio para promocionar el sector asociativo (el participativo, no el profesional y mucho menos el de chiringuito).

Sería bueno que los Consejos de Juventud dejen atrás, por fin, 1985 y se adapten a los y las jóvenes de hoy o que se constituyan nuevos órganos interlocutores que incorporen las nuevas fórmulas de participación que no contemplan estructuras rígidas en su funcionamiento y en el tiempo. O eso, o permaneceremos en aquel año de por vida.

Y, ante todo, primero la base. No podemos tener estructuras sin base y ahora lo estamos pagando. Lo esencial es que los y las jóvenes participen a través de distintos modelos que les sean propios, no se trata de constituir asociaciones. Las asociaciones son un instrumento no un fin en sí mismas.

  1. ¿Vienen o vamos? A vuelta con los territorios.
Otra de las eternas cantinelas. Últimamente, sobre todo en el País Vasco, estoy viendo como se viene recuperando la figura del educador de calle. Me alegro. Esa figura, añadiéndole algunos matices a la que tenemos en mente de los años ochenta, es crucial. Volver a la calle, a sus territorios. Conocerlos allí para que luego puedan venir al nuestro y observe los recursos que tiene a su disposición. No digo que dejemos los despachos y nos vayamos a los barrios, pero sí que hagamos reciprocidad.

Y, mientras, debemos seguir investigando un tercer territorio: la red. Sin duda, aquí van delante nuestra y aún no damos con la tecla para que lo que hacemos tenga la suficiente repercusión en la población joven. No pasa nada, estamos empezando y existen ya buenas ideas y proyectos. Ahora sólo hacen falta políticos valientes y algo de presupuesto.

  1. Centros juveniles.
A lo largo de todos estos años, hemos construido centros juveniles preciosos, con todo lujo de detalles, incluido estudio de grabación. No sabemos  por qué se construyeron así, pero así están. La mayoría infrautilizados por los propios jóvenes. En un apunte personal tengo que recordar a mucha gente que se opuso a ese criterio y creía mejor hacerlos en naves, grandes, diáfanas para que las necesidades de los propios jóvenes marcaran la estructura del mismo por aquello de hacer una estructura al servicio de los usuarios y no al contrario. A lo mejor sería bueno rescatar algo de aquello, buena muestra es que en distintos lugares del estado (País Vasco, Cataluña, Tenerife…) se hace desde hace muchos años o están poniendo en marcha experiencias en distintos centros juveniles.


  1. Competencias ¿Qué competencias?
¿Debe de seguir coordinando las políticas de juventud una institución como el INJUVE que ni coordina ni hace política? ¿Alguien sabe las líneas maestras de este organismo en los últimos años (muchos)? ¿Las competencias que tienen en la actualidad los departamentos de juventud son las idóneas? ¿Están bien diseñadas? ¿Qué participación tienen los y las profesionales de juventud en la planificación de políticas de vivienda, salud, educación y empleo dirigidas a la población joven? ¿Qué efecto han tenido en la población joven las políticas de juventud con estas competencias y estructura? ¿Ha sido el suficiente? ¿Una pérdida de tiempo? ¿Hay otra forma  de hacer las cosas?

  1.  Redes y trabajo en común.
Pues sí, estamos en pañales. Lo más normal del mundo si tenemos en cuenta el tiempo que llevamos con estas historias. En muchos lugares todavía se ve como algo que hay que tener porque todo el mundo lo tiene, pero sin saber muy bien para qué. También observamos que en cualquier grupo de trabajo siempre hay alguien que dice de abrir un google drive para compartir textos e ideas, pero parece que se hace porque hay que hacerlo y todavía no hemos comprendido del todo su auténtico valor y las posibilidades que nos da.

  1.  La gran sentada pendiente.
No es la primera vez que digo lo de la gran sentada y la verdad es que sería muy buen momento. Si la situación juvenil actual y la que se avecina en los próximos años no motiva para intentar diseñar nuevas políticas, órganos y estructuras acordes con esa situación es que damos la batalla por perdida y cada uno que se las apañe como buenamente pueda.

Sería sencillo, por áreas o a nivel general. Proceso abierto en todos los niveles para que de lo local a lo estatal, todo el mundo que esté implicado en políticas de juventud pueda manifestar su opinión. Esas conclusiones pasarían a nivel provincial, autonómico y luego estatal. Si alguien me dice que es un proceso caro, le doy un presupuesto para que vea que no es tan costoso y, además, no me jodáis que para esto no hay dinero cuando para viajes a la nieve, talleres de zumba, excursiones al musical de turno, concierto del coach de moda, fiestas de zombis, semanas jóvenes repletas de talleres "ineludibles" para la vida de cualquier joven, sí hay a manos llenas.

Siempre me ha parecido curioso: para este tipo de actividades siempre hay presupuesto, pero cuando hablamos de participación,  salud, educación, fomento del espíritu crítico, promoción del trabajo en grupo, de la autonomía personal, del conocimiento y movilidad (de la que tú quieres para crecer como persona, no de la que tienes que hacer por cojones), para esto nunca hay un duro. El sentido común salta por los aires.

El circo está bien, pero sin pan...

Hay más temas para profundizar (información, perfil de la persona que trabaja con jóvenes, departamentos de ciclo de vida, formación de políticos, encaje a nivel institucional...) pero espero que los pongas tú.



12 comentarios:

  1. En el municipio en el que trabajo el 80% de las actuaciones que realizamos son puro entretenimiento y no hay forma de convencer a mi concejal de lo contrario. Lo único que no hacemos de esa forma son los programas que realizamos financiados por la Diputación o aquellos tipo Garantía Juvenil. Para ellos estos debates no existen y algunos ni se los imaginan en sus mejores sueños. Para ellos juventud es otra cosa y como nadie en el partido ni en otras administraciones les dice nada creen que están haciendo lo que hay que hacer. No estaría de más que alguien les dijese de qué va esto de las políticas de juventud. Gracias por el artículo, al menos a mí me ha hecho reflexionar.

    Ana.

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    1. Gracias, Ana. Afortunadamente no en todos los servicios de juventud estáis igual, si no apaga y nos vamos. Para que se tomen en serio esto no hay otra que las estructuras de la administración y los propios partidos se pongan las pilas y demuestren que este tema les interesa. Mientras, seguiremos con el pataleo. Gracias por tu aportación y que se mejoren las cosas.

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  2. Muy interesante el post, pero he de comentarte que en mi servicio, con una población de 44.000 habitantes, mi Concejala no se ha planteado en ningún momento los debates que mencionas ¿Qué hago?

    Un saludo desde el olvido.

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    1. intentar planteárselos que imagino que ya habrás hecho pero tenemos que seguir sino esto se convertirá simplemente en departamentos de entretenimiento. Mucho ánimo y gracias por pasarte por aquí.

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  3. ¿Qué ha hecho el INJUVE por la participación juvenil en estos últimos años?

    Enhorabuena por el artículo.

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  4. Fantástico artículo , maestro

    Acertado, con criterio y constructivo como siempre. Me quedo con la reconquista de los Territorios.

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    1. Gracias, Asier. A veces me planteo que a determinada gente, compañeros y compañeras de profesión, no les gusta nada que la separen de su mesa y de su ordenador y salir a la calle es como un suplicio. Tendrán que mirárselo. Saludos y un placer que te des una vuelta por aquí.

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  5. Y de dónde van a surgir estos debates (necesarios, lo reconozco) si ni el poder (ese INJUVE al que mencionas) ni Concejales y Directores Generales poco formados (o nada) ni siquiera profesionales (con miedo a perder su puesto o que lo arrinconen) están dispuestos a sacarlos. Jodida está la cosa. Y por supuesto, la presión de los jóvenes organizados y de los no organizados es ninguna.

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    1. Pues imagino que también existirá alguien de los que vayan a asumir el nuevo gobierno (si alguna vez pasa) que tenga interés en estos temas, y que Concejales y Directores Generales apuesten por hacer políticas de juventud y no políticas de entretenimiento y también se empiezan a oír nuevas fórmulas de participación. No es que sea muy optimista pero siempre hay que dejar un hueco a la ilusión, si no esto sería un rollo.
      Saludos y tengamos algo de esperanza.

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  6. ¡Enhorabuena por tu blog! Me ayuda y ánima en mi trabajo con la juventud.
    Soy la coordinadora, informadora y dinamizadora juvenil y también responsable de una sala de Internet en un población de 3.000 habitantes.
    Sobre el tema del activismo/entretenimiento queda mucho por conseguir, pero mientras tanto voy realizando proyectos de participación juvenil como este https://lasalamandrasiguenza.wordpress.com/2016/08/30/rompiendo-tarima-espacio-joven-en-la-radio/ que gratifican más que 100 actividades de puro entretenimiento.
    Saludos y seguiré leyendo tus post.

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    1. Gracias por tu comentario y por tus palabras,se agradecen que vengan desde alguien que trabaja en un servicio de juventud como tú. Ya he entrado en la dirección que me dices y me parece genial. La radio siempre ha sido un buen medio para que muchos jóvenes se expresen y comiencen a interesarse por temas de juventud. Espero que sigas así y que todo vaya bien. Saludos y seguiré lo que hacéis.

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  7. Para ser Educador de Calle es necesario: opciones claras, estilo de vida acorde a dichas opciones y aptitud para ser educador.

    La formación de un Educador de Calle, como cualquier formación, es un proceso que comienza en algún momento pero que no se sabe dónde ni cuándo termina, porque la formación de un individuo acaba sólo cuando este quiere que se acabe.

    El Educador de Calle tiene su propia vida, con su problemática, sus reflexiones, sus decisiones a tomar: la Objeción de Conciencia, el matrimonio, la familia, el trabajo o el estudio... no son cosas que le pasen desapercibidas.

    El Educador de Calle necesita aprender a experimentar los «trucos» de la educación: conocer cómo son los chavales, saber programar para ellos, proponer una metodología, conocer los entresijos de la dinámica de grupos... y ello no solo de una forma teórica sino con un contraste continuo entre práctica y teoría, con un reflexionar continuo: la propia acción educativa. Y todo ésto no solo para llegar a ser un Educador de Calle sino aún siéndolo ya.

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