La
Associació Catalana de Professionals de les Polítiques de Joventut (@AcPpj) ha puesto en marcha el proyecto “Be Youth Worker
Today” (@beyouthworker) a nivel internacional, en el que participan
profesionales y entidades que trabajan con jóvenes en el ámbito europeo. Temas
como las características de los puestos laborales, la procedencia, la formación
previa y las metodologías, estarán presentes en un Encuentro que se celebrará
en Barcelona los próximos 25, 26 y 27 de noviembre.
Este blog siempre ha estado comprometido con la idea de
abordar el trabajo con jóvenes desde un punto de vista amplio y no sólo del personal técnico de juventud. Es necesario incorporar a esta visión a profesionales de otras áreas de intervención con jóvenes.
Por todo ello, quiero aportar una humilde contribución con
este post y responder a la pregunta que en su día hizo la organización del evento.
Ahora sé por qué trabajo con jóvenes
pero cuando empecé no lo sabía, ni me lo planteaba.
Por
alguna razón que desconozco, me atrajo la posibilidad de ayudar a entrenar, al
profesor de educación física, los equipos de balonmano cadete masculino y
femenino de un Instituto. 18 años tenía la criatura. Por mi relación de amistad
con ese profesor empecé a merodear por el ocio y tiempo libre a través de
campamentos, edición de boletines y organización de actividades. De ahí, a un
Consejo de Juventud autonómico, donde estuve cinco años y aprendí lo que eran
las políticas de juventud.
¿Los
títulos? Entonces no existía el galimatías de ahora, porque no había casi nada.
Lo clásico: Animador Juvenil, de aquellos cursos del INEM de setecientas mil
horas, y el de Director de Tiempo Libre. Creo que junto al de Community Manager,
son los únicos que tengo.
Más
tarde, contratado, en sociedad o como autónomo, he tocado la mayoría de los palos del trabajo con
jóvenes. Hasta el día de hoy.
¿Cuando
me di cuenta que este trabajo era el que me gustaba y no otro o con diferente público? Pues cuando un buen día comprobé que, sin que nadie me lo
pidiera y sin tener que estudiar para un examen, devoraba todos los libros de
animación sociocultural y las publicaciones sobre juventud que caían en mi
poder.
Con
un buen libro de literatura, ciencia o antropología disfrutaba, pero cuando
leía a Funes, Trilla, Puig… sentía algo más: Motivación para poner en práctica
todo lo que decían aquellos maestros, que siguen siéndolo.
Cuando
vas creciendo y empiezas a tener cierta perspectiva de tu trabajo es cuando definitivamente
compruebas por qué te dedicas a esto y, en mi opinión, la respuesta no está en
grandes frases, ni en la búsqueda del bienestar de la juventud, ni ninguna historia
parecida. La razón la descubres en las sensaciones que te produce.
Y
esas sensaciones que me gustan son sencillas: estar concentrado escribiendo un
proyecto que te ilusiona, trabajar brazo con brazo con más gente y que lo que hagas tenga
sentido, que alguien te pare por la calle y te diga gracias por lo que hiciste
por él o ella cuando tenía 16 años, que observes (cuando te deja el presupuesto
o la voluntad política de turno) la evolución de personas jóvenes durante un
periodo de tres años, veas cómo han desarrollado sus habilidades y que son ciudadanos jóvenes y autónomos, el comprobar de forma concreta que lo que hacemos es bueno para la sociedad aunque apenas tenga relevancia, las
conversaciones abstractas con colegas sobre lo humano y divino de la profesión
de “Juventud” a las tantas de la mañana en un albergue… Percepciones que dejan
una huella indeleble no al profesional, sino a la persona.
En
este tiempo he visto de todo, malo y bueno, ilusión y desesperanza. La vida
misma, pero siempre observándolo desde el prisma de la animación sociocultural y
los recursos que ofrece. Mi formación autodidacta en materia de animación
sociocultural ha sido lo que más me ha ayudado a comprender lo que estaba
haciendo, por qué lo hacía y para qué
demonios servía mi trabajo, a la vez que le daba sentido a todo. Cuando
trabajas con sentido, insisto, todo es diferente.
La
situación ahora para los que trabajamos con jóvenes es, como poco, un enredo de
narices. A mí, la verdad, ya me preocupa poco a nivel personal y no voy a
ponerme a estudiar un grado porque me da la risa. Además, tuve y sigo teniendo
la oportunidad de habilitarme como educador social, pero si cada uno puede
defender su profesión a capa y espada, yo también me amurallo y digo que me
dedico a la animación sociocultural y a la dinamización social.
¿Y
es buena la especialización? Pues yo entiendo que puede llegar un momento en tu
vida profesional que sí sea oportuna, sobre todo porque ya has tenido tiempo de
saber qué es lo que más te seduce de un ámbito de actuación y a la vez serviría
para tener personal técnico motivado en lo que hace ¿Se puede motivar sin estar
motivado?
Me
he preguntado siempre por qué si en nuestra labor es tan importante la
coordinación y el trabajo en equipo, rara vez nos reunimos con otras personas
que trabajan con jóvenes. Resulta que profesorado de educación secundaria,
personal de orientación educativa y laboral, profesionales de reforma, de
animación en el tiempo libre, de educación social, prevención de riesgos,
dinamización, información juvenil…., casi nunca hacemos nada juntos y tenemos en común lo más importante de
nuestro trabajo: la población joven. No sé si llamarlo curioso o absurdo.
¿Por
qué sigo trabajando con jóvenes a los cincuenta? En cierto modo ya no trabajo
directamente. Desde hace un tiempo coordino equipos de dinamizadores, diseño y
planifico proyectos y programas, formación y asesoría, publicaciones, este blog…
pero ya no trato cara a cara con adolescentes y jóvenes, aunque de vez en
cuando lo necesite.
¿Tenemos
fecha de caducidad en nuestro trato con jóvenes? ¿Un cincuentón puede hacer
bien su labor en una relación directa con un grupo de adolescentes? Pues
según la persona. Soy de los que opina
que en general, no, y no porque no puedas tener capacidad (conozco a bastantes y es un
espectáculo contemplar cómo lo hacen) sino porque creo que tenemos otro destino: generar ideas, difundir metodologías, formar a la gente que
empieza y quiera comerse el mundo.
Lo
que sí tengo claro es que para llegar
ahí es necesario haber mantenido contacto directo y relación con jóvenes, si
no, en el fondo, no sabremos de qué estamos hablando: Sensaciones ¿recordáis? y esas no las puedes hacer tuyas leyendo un power point.
¿Y
está estructurada y pagan esa nueva tarea? Pues no, demostrando así el desorden
que hay en nuestro campo, desde perfiles, grados, procedencias y motivaciones hasta
la importancia que los poderes públicos dan a lo que hacemos.
Si
alguna vez se ordenara esta profesión, sólo pediría que se hiciera con sentido
común y pensando exclusivamente en quienes se van a beneficiar de nuestro
trabajo y no caer en absurdas batallas de legitimidad; una cosa es defender la
profesión y otra la victimización o la criminalización laboral.
Mi
más sincera enhorabuena a la Associació Catalana de Professionals de les Polítiques de
Joventut por el proyecto “Be Youth Worker
Today”, sobre todo por poner encima de la mesa no sólo al personal técnico de
juventud sino al conjunto de
profesionales que tienen un nexo en común: adolescentes y jóvenes.
Si puedo, seguro que estaré por Barcelona los días 25, 26 y
27 de noviembre, si no, lo seguiré con interés y expectación.
Como me siento de identificado contigo... No saber el por qué al comienzo de mi trayectoria profesional, como me motivaba leer de autores sobre el tema, conocer otras experiencias...
ResponderEliminarGran iniciativa la de esta entidad, que espero tenga un gran repercusión. Habrá que dedicarle un artículo ¿no?
Un abrazo desde el norte
Gracias, Pablo.Yo espero que también la tenga porque la idea es buena y porque esta gente trabaja muy bien.
EliminarOtro para tí desde el sureste.
Me ha gustado mucho esta entrada y junto con otras de las que tienes sobre el tema me sirven de estímulo externo para lo que hago en una pequeña Concejalía pero quiero hacer llegar una modesta sugerencia. Por favor, que se convoque unas Jornadas nacionales sobre juventud para concejales en donde se les diga todo esto y algunas cosas más. Es un sufrimiento no poder hacer nada porque tu concejal no tiene la más mínima idea de cual es su trabajo. Parece que ya nacen sabidos y saben más de jóvenes que nadie y te vienen a decir que ellos saben lo que quieren los jóvenes: fiestas y actividades ¿no hay nadie que ponga orden en esto? ¿Qué hay que hacer para que nombren a un concejal con dos dedos de frente y no se crea que sabe más que nadie cuando hasta hace dos días sólo sabía hacer masa? El problema no es del personal, nosotros al final, sepamos más o menos, haremos lo que nos digan y si lo que nos dicen no vale para nada seguiremos haciéndolo porque nuestro sueldo va en ello y más en una pequeña localidad.
ResponderEliminarNo sé qué importancia dan los gobiernos de todo tipo a este tema pero parece que más bien poca y sin ellos nosotros no somos nadie.
Gracias, de todas formas, por este oasis y lo más triste es que no pueda decir mi nombre porque sino el convenio por el cual cobro se acabaría o meterían a otro, esa es la realidad con la que vivimos muchos de los que nos tendríamos que plantear esa pregunta.
Un informador juvenil que sólo sabe que lo que hace le da de comer, sin más. (y no se durante cuanto tiempo más)
Gracias a tí por pasarte por aquí y darnos a todos un buen guantazo de realidad.
EliminarSaludos.