Tenemos claro que no se puede luchar contra
muros bien anclados que confunden términos todos los días pero nos debe de
quedar, al menos, el derecho al pataleo. Estoy harto de que se llame
participación juvenil a cualquier cosa y por eso, aunque sea de perogrullo para
los profesionales, no puedo dejar de escribirlo.
En el saco de la participación se mete
todo, se confunde todo y así es muy difícil trabajar.
¿Es participación las actividades en donde
los jóvenes no intervienen en su gestación, puesta en marcha, planificación,
gestión, ejecución o evaluación? NO.
¿Es participación lo de las redes sociales,
tal y como se utilizan ahora (facebook o twenti)? NO.
¿Es participación lo que hace un grupo de
gente constituyendo una organización para buscarse la vida sin tener en cuenta
la dinámica de funcionamiento orgánico de una asociación? NO.
¿Es participación apuntarse un día a
recoger basura del monte? NO.
¿Es participación pertenecer a una
asociación y no haber ido nunca a una Asamblea, reunión o Junta Directiva? NO.
¿Es participación una actividad organizada
por una entidad a la que la gente se inscribe y es usuario de la misma? NO.
¿Es participación el trabajo que hace un
voluntario atendiendo a una persona mayor dos veces por semana? NO.
¿Es participación irse de viaje en un
intercambio del programa Juventud en Acción porque te has apuntado cuando salió
la convocatoria? NO.
¿Ir a un concierto es participación? NO.
¿Ir a un campamento es participación? NO.
¿Un usuario de un servicio es un
participante de dicho servicio? NO.
¿Ir a pedir información a un servicio es
participación? NO.
Participante, al fin y al cabo, es aquel
que durante cualquier parte de un proceso puede dar su opinión y ésta pueda ser
escuchada y debatida, así de simple. En definitiva, poder tomar parte en el
proceso de toma de decisiones sobre una cuestión, programa, actividad, gestión,
etc…
Profundizando en el tema abordaríamos dos
planteamientos diferentes:
1. Programas de
participación. Aquellos en donde el protagonismo en cualquiera de sus partes lo
tienen los jóvenes que tienen la posibilidad de proponer, cuestionar, cambiar, discutir
y acordar todo aquello referente a la actuación que se está llevando a cabo.
Hay algún ejemplo en este blog y seguro que cualquiera de vosotros conoce alguna
buena práctica en este sentido.
2. Metodologías
participativas. Aquellas que se pueden llevar a cabo en cualquier programa,
actuación, gestión, dinámica, proyecto, actividad, reunión, etc… Cualquier
intervención puede ser motivo de implantar metodologías participativas con el
objetivo de implicar y dar la oportunidad de que dicha acción se convierta en algo
propio. Para mí, lo más eficaz para promover la participación.
En definitiva, estamos participando en una
actividad cuando formamos parte en la organización de la misma y/o en cualquiera
de sus apartados. Si somos tres y formamos una asociación para buscarnos la
vida y organizamos actividades con el objeto de sacar una contraprestación por
las mismas, siempre podremos decir que es una actuación enmarcada en el tercer
sector pero no somos, por mucho que nos empeñemos, algo participativo y claro,
si una de las esencias de la participación, las asociaciones, pierden su valor
participativo ¿para qué las queremos? Forman parte de un sector económico más
pero sin valor alguno para la promoción de la participación social de los
ciudadanos.
Pensemos en un grupo scout que funcione
bien. Si dentro del grupo los jóvenes tienen reuniones durante todo el curso
para preparar su campamento y elegir el lugar, las actividades, la intendencia,
etc… estarán completando un sistema participativo que propicia su interés por
la actividad y la hará suya. Por el contrario, cuando un joven se apunta a un
campamento y se entera del programa de actividades que tiene que realizar
cuando llega al lugar de ejecución, podrá ser muy divertido, fantástico, lo que
queramos, pero no lo llamemos participación porque no lo es.
Ahora parece que se va a acabar el mundo
con la utilización de las redes sociales entre los jóvenes y se nos presentan
como la nueva panacea universal de las políticas de juventud. Todos los
organismos de juventud que se precien
harán algo en esta materia pero al día de hoy sólo son un patio de vecinos en
donde cada uno retrata las cosas de su vida diaria y procura enterarse de los
chismes de los otros y se ha convertido en un vehículo importante de
comunicación entre adolescentes pero, por ahora, no de participación social.
Para muestra de por donde van los tiros os
comentamos lo que un profesor (¿?) de un curso de formación sobre gestión de
asociaciones se le ocurrió decir a sus alumnos: “montar una asociación es fácil, lo puedes hacer con dos amigos más,
aunque ellos no estén metidos, así podrás tener un CIF para facturar y ofrecer
servicios socioculturales”. Pues
eso, así nos va. Lo que se considera uno de los pocos cauces de participación
social del ciudadano convertido en un proceso participativo de uno consigo
mismo y con sus clientes, siempre y cuando estos paguen por dar un servicio.
Mientras tanto, que los jóvenes estén
inmersos en los asuntos de la comunidad (lo más fácil y menos costoso que
existe) nos sigue pareciendo de ciencia ficción.
La sociedad actual no ofrece a los y las jóvenes unas herramientas claras de participación. La potencia del consumismo hace que nuestras armas para facilitar la participación se queden como una gota en un océano en comparación con todas las ofertas que reciben los jóvenes a través de la publicidad y los medios de comunicación.
ResponderEliminar¿Por qué debemos de esforzarnos en fomentar que los y las jóvenes participen? Una sociedad sin participación, no vertebrada, sin que la ciudadanía pueda organizarse según sus intereses y dejando que la participación se remita a depositar un voto cada cuatro años, corre muchos peligros y puede que lleguemos a dejar nuestro sistema democrático sin legitimidad. ¿Imagináis unas elecciones donde sólo vote el 30 % de la población?
Como todo, la participación se trabaja, se entrena, se práctica y es necesario que se remuevan todos los obstáculos para que quien quiera hacerlo, pueda y sepa. Lo demás, puede estar bien, pero, por favor, no le llamemos Participación.
1 de diciembre de 2009: Querer, poder, saber. blog participajuventud, Una experiencia atropellada por la crisis, todavía rescato cosas de aquel blog y me da gusto verlas escritas por otros.
ResponderEliminarComo siempre, gracias.
Totalmente de acuerdo con vosotros.
ResponderEliminarPara mi es importante "Educar para la Participación" y po tanto toma mucha fuerza la idea de "escalera de la participación.
Un proyecto participativo ha de ser un proceso que ha de contar con diferentes momentos que permitan la construcción de la participación.
Simplificando:
Primera vez voy de público al concierto
Segunda vez voy a echar una mano en el concierto
Tercera vez me encargo de una de las tareas del concierto
Cuarta vez decido que grupo viene al concierto
Quinta vez decido y llevo a cabo la lineas de la programación.
Muy simple pero me sirve para explicar esta idea de escalera, de proceso de aprendizaje que todo proyecto participativo ha de tener presente.
Dejo un ejemplo que va desde la falsa participación a la toma de decisisones. http://www.openp2pdesign.org/wordpress/wp-content/uploads/2007/11/ladder_volunteer.gif
Antonio Alcántara
Yo tengo esa imagen en Español
ResponderEliminarhttps://picasaweb.google.com/lh/photo/e_WAsR6KmPFLw-MSi25zmoLpP4xoPk7W9LE-xRwPn7k?feat=directlink
Y ya que hablamos de Participación, os comparto los distintos estilos en la "Margarita de la Participación"
http://elcasopablo.blogspot.com.es/2011/08/estilos-de-participacion.html
Gracias Antonio y Pablo por vuestros comentarios y aportaciones, así da gusto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo con vosotros... LA PARTICIPACIÓN NO SE IMPROVISA.
ResponderEliminarPues creo que esencialmente la participación es una práctica, individual y colectiva, y como tal necesita de un querer y un saber por parte del individuo y de un contexto y unos cauces más o menos adecuados para su ejercicio por parte del colectivo. Pero estas condiciones no se dan espontáneamente, ni están ahí permanentemente. Confundir términos, como bien apunta Juan, hace que se vaya diluyendo el sentido,los espacios y las condiciones para la participación, y sin participación la democracia, la ciudadanía y la libertad se resienten. Suena grandilocuente, pero es una verdad de "perogrullo"...Saludos
ResponderEliminarGracias J y Codo por vuestros comentarios. Totalmente de acuerdo con vosotros, la participación no se improvisa ni se crea espontáneamente, es necesario que se produzca el hábito y para eso la educación y los educadores es parte fundamental. Saludos.
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