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viernes, 16 de mayo de 2014

Mini post: La hipocresía como herramienta educativa.

Una clase de 1º bachillerato. Una educadora, previamente formada en temas de prevención de drogodependencias,  va a dar una charla sobre el tema durante cincuenta minutos al grupo. La charla ha sido concertada por el departamento de orientación a través de una ONG.


La educadora, recién acabado el grado de educación social, se ha preparado la charla a conciencia y para ello ha utilizado la guía de drogas publicada por la Consejería de Sanidad de su comunidad y así  evita meterse en camisa de once varas.

Cuando habla de la clasificación de las drogas y sus efectos llega el turno de informar sobre el LSD y con estas palabras les dice a los jóvenes: “El LSD, aunque no provoca dependencia, si puede ocasionar trastornos muy graves en individuos predispuestos a ello y es muy peligrosa. Se pueden dar episodios psicóticos y el llamado efecto repetitivo”. Para aclarar: repitió lo mismo que decía el texto del citado manual editado por la administración regional.

Días más tarde,  la llamaron a capítulo desde la dirección del Instituto para decirle que uno de los alumnos le había dicho a su padre que una maestra le había explicado que los tripis no producían dependencia y el padre, todo ofendido y escandalizado, fue a reclamar al instituto.

Resultado: se acabaron las charlas, bronca de la ONG porque había perdido un recurso en ese centro y la educadora desterrada y sin saber por qué. Bueno sí, por decir la verdad.

Este es el resultado de una hipocresía educativa que ni se ha parado ni se intenta parar.

Lo más curioso de todo es que si el padre o el director del centro querían que alguien se la cargara, tendrían que descargar sus iras primitivas e ignorantes contra los que habían publicado esa guía: El Consejero de Sanidad y todos sus técnicos.


La moraleja la pones tú.

10 comentarios:

  1. La moraleja es que no se puede decir nada positivo sobre las diabólicas drogas: todas matan mucho, todas enganchan mucho y todas enloquecen mucho

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    1. No estoy de acuerdo con lo que dices pero es tu moraleja y así ha de constar. Gracias por tu comentario.

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    1. Ayer no estaba yo para muchas sutilezas, el cabreo me llenaba todos los poros. Saludos y gracias por participar en el blog.

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  3. Hola: Pones el dedo en una de llagas del tema "drogas": la tremenda moralina que lo envuelve. Me parece a mi que en asuntos como este (no digamos ya si hablamos de sexualidad), el riesgo de meterse en berenjenales, aún diciendo la verdad (sobre todo diciéndola) es considerable. Queremos oír lo que nos tranquiliza y, claro, no siempre ocurre así.
    También te diré, de paso, que no soy muy partidario de charlas de 50 minutos. Confiar en su efectividad me parece casi pensamiento mágico. Aunque entiendo que a veces es todo lo que se puede hacer.

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    1. Pues sí, la dichosa moralina nos pierde. Siempre he pensado que trabajar en esto tenía como condiciones básicas la honestidad, la verdad y el conocimiento y ninguna se suele dar en estas cuestiones. Estoy de acuerdo contigo en lo de las charlas, nunca me han gustado y he dejado constancia en este blog en diversos post. Además, siempre he creido que luchar en 50 minutos contra todos y contra todo es más que imposible.
      Gracias por dejar tu opinión, Juan Carlos.
      Saludos.

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  4. Buenas. Y yo me pregunto: ¿Tanta información sobre drogas no produce el efecto contrario o por lo menos sirve de poco? Actualmente estoy en un taller para profesionales de centros residenciales sobre drogas y de lo que todavía no hemos hablado es de las drogas (ni lo vamos a hacer) sino de los diferentes factores que influyen y cuál es nuestro campo de intervención y hasta dónde podemos llegar. También, y creo que es muy importante, cuál es nuestra postura ante las drogas.

    Recuerdo, cuando trabajaba en reforma, que les dieron una charla a los chavales y les dejaron un librito muy completo sobre los diferentes tipos de drogas y las consecuencias en la salud. Pues bien, los chavales se dedicaban a "competir" a ver quién había cosumido de más tipos.

    Saludos

    @mignesias

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    1. Tienes razón, Miguel. La verdad es que ya uno no sabe por donde tirar y por esa misma razón, ante la duda, sigo pensando que lo mejor es trabajar con la verdad y la honestidad por delante. Lo demás son parches que no sabes lo que van a tapar y lo que no. Seguimos queriendo hacer lo mismo para grupos totalmente diferentes y, claro, un disparate.

      Gracias por tu opinión. Saludos.

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  5. Sin duda es un tema complicado para tratar... Cuando trabajas con un colectivo como los jóvenes, debes hacerles entender que las drogas alienan, destruyen capacidades, acrecentan nuestro riesgo de exclusión, pueden provocar la aparición de enfermedades severas, etc. Pero, pienso yo, tampoco es ético negarles la realidad de un uso (y no un abuso como diría Escohotado) responsable de las drogas. Por ejemplo, no es lo mismo emborracharte todos los fines de semana sistemáticamente sin otra opción de ocio que, en un momento dado tu puedas tomarte un par de copas con un amigo y puedas disfrutarlo sin que te conlleve mas perjuicios. Claro que como ya he dicho, me parece un tema espinoso, y hay que tener en cuenta con que colectivo hablamos... (no puedes hablar igual sobre las drogas a un joven estudiante que a un expolitoxicomano). Por otro lado, cuando se habla sobre dorgas y los problemas que conllevan siempre solemos pensar en las drogas ilegales, y olvidamos que el alcohol está detrás de muchos de los problemas de nuestra sociedad (la mayoría de accidentes de tráfico en jóvenes, detrás de la violencia en general y la violencia de género en particular, casos de exclusión, de adicciones graves y de problemas de salud immportantes...). Como digo, un tema muy, muy complicado, que toca muuuchas sensibilidades... Pero muy necesario reflexionar en torno a el.

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    1. Gracias por tu comentario, Miguel Ángel. Efectivamente es un tema complicado, y que se hace aún más difícil si le sumas la hipocresía y la ignorancia, que de todo hay.
      Para que una intervención de este sentido con adolescentes pueda tener algún impacto primero hay que saber qué siente un adolescente y en qué momento se encuentra. Si hiciéramos un ejercicio de memoria lo tendríamos fácil pero queremos que sean como nosotros y cuanto antes. En fin, sí, un auténtico lio.
      De nuevo gracias por pasarte por aquí.

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