No
dudo que todo el profesorado de educación secundaria quiere hacerlo bien pero
no sé si todos los profesores coinciden en qué es hacerlo bien. Vaya esta
reflexión después de haber visto durante muchos años el funcionamiento de los
centros de educación secundaria y la relación de profesores con sus alumnos. Y
perdonen a este animador sociocultural que se mete en su terreno.
Cómo se llega a ser
profesor.
Pues
por tantas circunstancias como personas: por vocación, por las vacaciones, por
creer que es un trabajo cómodo, porque crees que tienes una vinculación con los
más jóvenes, por presión, por no saber qué hacer con tu vida, por la seguridad,
los que descubren la vocación en el camino, porque tienes un alto concepto de
la educación, porque eres muy buen estudiante y sacarás la oposición…en fin,
cada uno con la suya, como en todo lo demás.
De
aquí vienen parte de las grandes decepciones y problemas del profesorado. Es lo
mismo que un asmático trabaje en la mina, que un carpintero con problemas de
alergia a la madera, que un maestro al que no le gustan los niños o que un
funcionario sin el convencimiento de que su labor es servir (de servicio) a los demás.
Los
docentes en C.E.S y Educación Primaria deberían ser las profesiones más
respetadas y valoradas por los ciudadanos y por la administración. Tendrían que estar bien pagados y mejor considerados y por esa misma razón y
responsabilidad, también tendrían que ser los mejores, los que tienen vocación
por la educación, los que conocen qué es ser joven y se han preparado para ello.
Reconozcámoslo:
Todo es legítimo, nadie está de más en ningún sitio y más en un sistema cuya
principal enseñanza es “búscate la vida” y donde “lo público es lo gratis”.
Pero qué tiene que cambiar primero ¿el sistema o nosotros?
Qué objetivo tiene un
profesor.
No
voy a consumir muchas palabras en este apartado porque está tan claro como el
fondo del papel: contribuir a la formación del alumno. Pero vamos, para que no
se nos olvide.
Qué quiere el
alumnado.
Pues
como los profesores: cada uno de su padre y de su madre pero, además, aderezados todos por cuestiones
biológicas que les hacen que las hormonas salten de pupitre en pupitre. Lo
mismo que a nosotros nos saltaron a su edad. En definitiva, somos los mismos.
Aprobar,
divertirse, descubrir, dar la nota, pasar desapercibido, no estar en casa,
salir corriendo cuando toque el timbre, ser conocido (ahora se llama ser
popular), aprender, a tener su grupo de fieles amigos, a reírse de los profesores
y del que se ponga por medio, a soñar con ser mayor… como cualquiera de nosotros con 14, 15 o 16 años.
Quien
quiera adolescentes que se comporten como adultos, hoy no se reparten ilusiones
en esta tienda.
¿Por qué muchos
profesores están al límite?
Porque
no sabían que esto iba a ser así, todos los días y para siempre; en frente de una generación de adolescentes con unas
características particulares donde se les ha permitido todo y van con un móvil
en la mano como principal conexión de su vida al mundo exterior.
No
es ninguna broma esto, hay mucha gente pasándolo realmente mal y si algún lector cree ver en estas
líneas un ataque a los profesores sin vocación, están equivocados. Mi
sentimiento hacia ellos es más comprensivo de lo que imagináis porque nada puede
ser más duro que tratar toda tu vida con una pandilla de desalmados a diario, si
no te gusta esto.
¿Es necesario conocer
a los jóvenes para trabajar con ellos?
La
pregunta se responde a sí misma por pura lógica. Pero en nuestro sistema(s)
educativo la lógica y la razón a veces están perdidas entre las líneas de la
burocracia.
¿Cómo
no va a ser necesario si el objetivo y el destinatario de tu labor es la población
joven? ¿Cuánta metodología de intervención con jóvenes estudian y practican los
profesores antes de iniciar su docencia oficial? ¿O es que para esto nacemos
enseñados?
Llevo
treinta años trabajando con jóvenes de distintas procedencias, culturas,
países, grupos, niveles socioculturales y económicos y todavía me siguen sorprendiendo algunas reacciones. Siendo los
mismos, estos jóvenes no tienen nada que ver con los de hace diez años, ni con los de hace treinta, igual que estos no
tendrán nada que ver con los de la próxima generación. Su biología es la misma,
el sistema en el que están inmersos el mismo, pero los estímulos son totalmente
diferentes. Y para eso hay que estar preparado si quieres hacer tu labor en las
mejores condiciones posibles y sin que te cueste una depresión.
Si
alguien todavía piensa eso de que los jóvenes van allí para estudiar y
convertirse en un ciudadano de provecho y que se jodan, está bien pero ha de
tener en cuenta que ellos están en otra historia y ese deseo, loable por otra
parte, es tanto pedir como cuando yo digo que quiero ir al espacio para ver la Tierra
como un conjunto y no como un montón de compartimentos estanco.
Y
esto no se soluciona yendo a un par de charlas ni a un curso del CPR, me temo
que es más largo y necesitará de tu voluntad.
¿Hay gente que de
forma innata vale para esto?
Sin
ninguna duda. Incluso personas que no han ido a ningún curso ni a ningún
post-grado de trato con jóvenes y que tan siquiera sabían que les gustaba
cuando se presentaron a la oposición. La naturaleza y las circunstancias de
cada uno son así de chulas. Hombres y mujeres que consiguen con los chavales lo
que tú no te explicas. Que se portan mal con todos menos con ese profesor, que
suspende todas menos la asignatura de esa profesora, y tú preguntándote por
qué y poniendo excusas: “seguro que les
regala el aprobado”. Suerte que tienen, no es la regla general y me temo que
para los demás es voluntad y conocimiento.
Algunas reflexiones
para el futuro.
Vengo
pensando últimamente en confeccionar una acción formativa para profesores que
trabajen con jóvenes, algo corto, rápido pero empiezo a desechar la idea porque
creo que lo que más me iban a pedir son recetas para casos concretos y de eso
no hay. Mis recetas valen para mí y mi personalidad. No se puede hacer una
acción formativa, por muy rápida que sea esta, sólo pensando en solucionar
problemas específicos, esto no es aprender a bajarse el antivirus pirata, es
algo más parecido a un aprendizaje individual en el marco de un entorno
colaborativo y este sistema no deja tiempo para estas florituras como dirían
algunos, los mismos que creen que la enseñanza debe de ir adaptada al empleo
futuro consiguiendo así un montón de borricos y unos profesores desmotivados.
He
descubierto desde que estoy implicado en las redes sociales a un buen número de
profesores con iniciativas fantásticas en donde el alumno es el protagonista de
todo lo que se piensa. Se están haciendo cosas muy interesantes por ahí,
incluso de tapadillo sin que se entere la Consejería de Educación
correspondiente no vaya a ser que nos digan algo.
Ese
sería el primer paso, bucear por la inmensa red y buscar gente en el mismo
proceso que tú y compartir y mezclar conocimientos, dudas y certezas. Eso hace
que nuestras neuronas reaccionen y se pongan a saltar de aquí para allá.
En
el sofá se tienen grandes experiencias pero ninguna relacionada con la curiosidad
humana por aprender, salvo que usted lo sepa todo y entonces perdón por el
follón que le estoy dando.
En
definitiva, no quería que este post se hiciera muy largo y creo que lo que
quería decir, está dicho. Que te guste o no es problema tuyo y también es
problema tuyo el montón de chavales que mañana tendrás, otra vez, en clase
esperando y dispuestos a comerte con patatas.
Suerte,
la necesitas.
Enhorabuena por el post.
ResponderEliminarJosé Francisco.
Gracias, José Francisco.
EliminarLa vocación se tiene o no se tiene, y eso se huele, se siente...
ResponderEliminarQuien va dia tras día a clase y se pone frente al grupo, con ganas, con ánimo, quien adapta su contenido al proceso de aprendizaje del alumnado, teniendo en cuenta la realidad que tiene delante, quien se interesa por esos jóvenes, quien sabe los problemas que fulanico o menganita tiene en clase, en casa o con la pareja, quien se dirige a ellos/as desde una posición de respeto y de cercanía, quien mira a ese grupo como un conjunto heterogéneo con sus cosas mejores y sus cosas peores y no como a número que hay que evaluar y una prueba que superar… Ese o esa tiene el privilegio de obtener unos resultados en su grupo que van más allá de cualquier objetivo esperado de una unidad didáctica.
Y eso es algo que debemos valorar y cuidar; es verdad que hay profes que decidieron serlo por el sueldo seguro y por tener tres meses de vacaciones al año (en mi época muchxs compañerxs de instituto lo decían para justificar la elección a una filología determinada), pero aunque esto sea así, no podemos meter a todos los profes en el mismo saco, porque hay muchos, y eso se nota, que creen en lo que hacen y por quien lo hacen.
@sabelitabel
Gracias por tu comentario, Sabelitabel. Coincido contigo en que la vocación y la propia motivación con elementos cruciales para el hecho educativo pero también tenemos que tener en cuenta el lamentable sistema educativo que tenemos, el cual no da importancia alguna a las personas que van a ser fundamentales en la educación y formación de niños y jóvenes para el futuro. No se trata de un empleo más, es el Empleo por esencia el de profesor pero desde el propio estado no se hace nada para que así sea como lo hacen en otros países.
ResponderEliminarUna vez más, gracias por participar en el blog y espero que sigas haciéndolo con frecuencia.
Saludos.
Hola de nuevo Juan:
ResponderEliminarYa sabes que mi tiempo de contestación es lento, pero siempre acabo llegando.
¡Bufff por dónde empezar, son tantas cosas...!
Desde mi modo de verlo, la enseñanza lleva años, décadas cojeando, yo creo que es un problema de adaptación al contexto donde se encuentra. En este tiempo no ha sido capaz de acompasar los nuevos ritmos. Pero soy muy optimista, porque esta idea que acabo de expresar, yo la percibo cada vez menos fuerte. Hay muchos profesoras y maestros implicados en su trabajo, actualizando su formación, proponiendo actividades y planteamientos innovadores, creando blogs con una gran cantidad de materiales para compartir con otros colegas, incluso otros profesionales y sobre todo muy interesados en la introducción de las tic en las aulas. Queda mucho trabajo por hacer, ¡si claro!, pero como en la educación social. Mira, yo creo que cada vez tiene más sentido la educación social y la escuela porque los contextos en los que trabajamos se solapan y que la educación reglada abra las puertas a nuevos profesionales será un logro y aprendizaje valioso para los dos ámbitos.
Un abrazo.
Gracias, Carmen por el comentario. Estoy convencido que es el modelo al cual debemos aspirar, en el que no haya distinción y dejemos de hablar de reglada, no reglada, formal, no formal. Sólo educación.
ResponderEliminarSaludos y hasta pronto.
Enhorabuena por el post, Juan.
ResponderEliminarSuscribo tu opinión.
Me ha venido a la mente este encuentro que se celebrará en Murcia la semana próxima y que es otra forma de afrontar el mismo asunto. "El conflicto como oportunidad", se llama.
http://ieslaflota.blogspot.com.es/2014/01/ii-encuentro-de-educadores-de-la-region.html
Un abrazo,
Laura
Gracias, Laura. Le echaré un ojo.
EliminarUn abrazo.
Comprendo lo que dices pero la realidad es que te pones enfrente de los alumnos sin saber que tienes entre manos y cuando te das cuenta ya estás metido en la vorágine y no tienes tiempo material para asumir lo que te toca, todo lo marca el día a día y ni en la carrera, ni en la capacitación pedagógica ni en ninguna práctica te enseñan nada. Tu trabajo es salir adelante como puedes y ya está. Es triste pero es así. Aunque no sepamos nada de lo que dices hay algunos que lo intentamos pero sucumbimos a compañeros tragados por el sistema y a unos alumnos que en casa no hacen nada por su educación. Triste realidad.
ResponderEliminarSaludos y gracias por la reflexión.
Gracias por tu comentario. Efectivamente, ante la dosis de realidad que nos has dado poco queda por decir y se hace cada vez más necesaria una intervención estructural. Lo demás son parches y buena voluntad por parte de algunos profesores que si no fuera por ella, estaríamos perdidos.
EliminarSaludos y ánimo.