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miércoles, 12 de junio de 2013

En respuesta a mí mismo.

Lo confieso: ya no se qué hacer. Los post que escribo son generalmente bien recibidos y las estadísticas del blog me lo corroboran (que dos mil quinientas visitas  hayan leído un artículo mío, me flipa).

Pero cuando escribo de asociacionismo ¡Ay! Las visitas bajan considerablemente ¿Por qué? Pues aún no lo sé pero por intentarlo ¿qué puedo perder?


El hecho es que me propuse escribir una entrada, lo más dura posible, en relación a la desgraciada Ley de Asociaciones de 2002 y su impacto en el mundo asociativo ( "las asociaciones y su ley rastrera", justo la anterior a esta, hace dos días). Incluso, me permitía hacer aseveraciones como “las asociaciones como cauce de participación social han muerto” con el único objetivo de que algún cabreado respondiera y hubiera debate y ahí explicarme algo mejor.

En fin, supongo que la cabra tira al monte y al final, como me decían los alumnos en cursos de animación sociocultural: “tú, lo que eres es un provocador”. Pues eso, que esta vez el tiro ha salido por la culata y me ha dado en los morros. Nada de aumentar las visitas de esta manera.

Por todo esto, me contesto a mi mismo el post anterior, estableciendo mi opinión sobre el tema, sin mediar provocación alguna (creo).

-      Efectivamente, la Ley de Asociaciones de 2002 es un engendro y lo único nuevo que aportó, para lo que nos ocupa, es la creación del “mercado tercer sector”. No digo que este tema sea negativo en sí mismo pero ha supuesto la pérdida del asociacionismo como cauce de participación social ¿Cómo pueden estar en la misma legislación ONL´s y ONG,s facturando un dineral y compuestas por tres socios sin opción ninguna de participación y una asociación juvenil de barrio o un colectivo social? Pues no, por mucho que digamos eso es un disparate normativo y no hay argumento que lo justifique.

-      Mantener las mismas estructuras organizativas durante tanto tiempo no es la medida más adecuada, sobre todo cuando tienes la certeza que esa, la burocratización, es una de las causas de que los jóvenes huyan de las asociaciones.

-      Los órganos son una quimera que no carbura. Asamblea, Junta Directiva, Comisiones, Vocales…están ahí y son órganos válidos, sobre todo la asamblea. Pero seamos sinceros. De todas las asociaciones que hay en este santo país ¿cuántas asambleas se reúnen tal y como mandan sus estatutos?  No metamos aquí a las entidades “institucionalizadas” dicho sin connotación alguna, ellos me entienden. Pues eso, que cada uno se responda. Y la pregunta: ¿no funcionan porque no hay gente o no hay gente porque no funcionan?

-      Si tan  importante es una ley de este calado, ¿cómo es posible que no se haya desarrollado un reglamento específico para el funcionamiento de las asociaciones teniendo en cuenta el volumen económico que se manejaba y que en ocasiones ha resultado demasiado opaco?

-      Por cierto, una Ley en 2002 que no habla de  las redes sociales que entre otras muchas cosas son un instrumento de red y colaboración entre ciudadanos y organizaciones de primer orden.

-      Efectivamente, necesitamos a las asociaciones que están funcionando ahora mismo. Las necesitamos por dos motivos: uno, para que las que hacen las cosas bien sigan funcionando y fomentando la participación social de los ciudadanos y dos, para que debatan sobre un nuevo modelo que contemple la realidad actual y las preferencias de funcionamiento sobre todo de los jóvenes. Todo lo que no pase porque ellas mismas sean las que transformen un modelo efectivamente superado y trasnochado será pan para hoy y nada para mañana. Lo volveremos hacer todo de arriba abajo como siempre y como siempre hacemos, la cagaremos.

-      La sociedad de consumo e individualizada, la deriva de los medios de comunicación y sus estereotipos, la falta de una política decidida de juventud que no sólo sirva  para hacer un librito y una web carísima, el apoyo hasta en la sopa a un voluntariado no participativo, la aparición como setas de organizaciones compuestas por dos y el del tambor que montan su negocio particular vestido de ONG y otras muchas causas (entre ellas y la más importante: el sistema educativo que este sí, cambia cada 4 años),  ayudan a que el nivel de asociacionismo en nuestro país sea paupérrimo.

-      Y sí, los jóvenes participarían si encontraran las estructuras que les dejaran participar. Cada vez que decimos que los jóvenes no participan porque están apáticos, además de tirar piedras sobre nuestro tejado estamos contribuyendo a un estereotipo de hace más de 2000 años. Mi experiencia como profesional me asegura que cuando tienen las condiciones adecuadas –sus condiciones-  son tan participativos como cualquier otra generación y en cualquier otro país con mejores índices en esta materia.

-      Lo que es más difícil sería lo ideal: que ellos mismos propusieran sus espacios para la participación. Al igual que hablaba de que las asociaciones han de ser las que propicien una nueva estructuración del sector, los jóvenes que están involucrados en alguna causa, sea a través de una organización, un colectivo, un grupo, a nivel personal o que participa en movimientos sociales… han de ser los que “instiguen” a las organizaciones a  mirar al futuro.

-      Para ello, la cooperación de las administraciones públicas y los organismos específicos de juventud tendrán, también, que dar un paso adelante y favorecer los espacios de debate, abiertos y sin condiciones, para que se produzca este cambio. Cuanta más institucionalización exista, menos debate. Esto, sí lo tengo claro.

Bueno,  no sigo más. Más o menos queda aclarada mi opinión aunque os podría seguir diciendo causas por las cuales creo que la citada ley es un despropósito y articular métodos de trabajo para lograr ese cambio pero no me corresponde a mí.

Por último, la pregunta del millón: todo esto está muy bien, pero ¿de verdad interesa el asociacionismo?


Ojalá que sí. Los beneficiarios seremos todos y eso que llaman democracia.

4 comentarios:

  1. Muy propio tuyo, cabrear para que la gente salte y hable.

    Ah, y no pienso decirte quien soy.

    Un abrazo.

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    1. ¿Mira que me fastidia que, al menos, no pongáis vuestro nombre y en el caso de que me conozcas aún más.

      En todo caso, gracias por leer el post, canalla.

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  2. Sigue dando caña, Juán, y lo dicho, me apunto a quedar y hablar un ratico.
    Por cierto, la pregunta debería ampliarse a ¿ a quien le interesa el asociacionismo?...
    Un abrazo.
    Paco Manuel Reverte.

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    1. Te podría decir en respuesta a tu pregunta que al político cuando va a salir en rueda de prensa presentando las subvenciones a asociaciones o un de esos días o semanas jóvenes pero tú y yo sabemos la respuesta.

      La quedada, cuando quieras.

      Saludos.

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