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sábado, 3 de junio de 2017

Asociaciones Juveniles ¿Hay futuro?

En las siguientes líneas voy a tratar de hacer llegar una serie de reflexiones sobre el principal cauce de participación juvenil que estipula la actual legislación. Su presente, su futuro, las circunstancias que impiden su desarrollo y algunas propuestas para que no se conviertan en algo testimonial, si no lo son ya. Espero que vosotros y vosotras podáis aportar vuestro punto de vista.


Mi relación con el mundo asociativo juvenil ha sido grande durante muchos años. De participar en varias, pasar por un consejo autonómico de juventud durante cinco años en puestos de responsabilidad, escribir una Guía Práctica para Asociaciones Juveniles y dar un sinfín de formaciones sobre el asunto. El cariño a esta fórmula ha sido y es fuerte.

Pero ese cariño no me impide ver realidades, aunque duelan, y decirlas abiertamente para que se puedan tratar y recuperar lo que se pueda de una fórmula de participación juvenil que ha perdido vigencia por el desinterés de los y las jóvenes y por la inactividad de muchos de los sectores que deberían defenderla.

Vamos por pasos.

¿De qué estamos hablando?

Hablamos de grupos de jóvenes  organizados/as para conseguir un fin y que son amparados por la legalidad para conseguir sus objetivos. Hablamos de agrupaciones voluntarias de jóvenes que tienen en común aficiones e intereses y que deciden unir fuerzas para llevarlo a cabo. Hablamos de jóvenes que se auto-organizan para tratar de llegar a lugares donde es muy difícil hacerlo en solitario. Eso es el asociacionismo juvenil. Una escuela de aprendizaje ciudadano en donde además de hacer actividades (lo menos importante) comienzan a saber trabajar por objetivos, en equipo y repartiendo responsabilidades. A conocer cómo funciona la administración pública y qué significa disponer de financiación y tener que dar cuentas de ella.

Me refiero también a un lugar en donde se aprende  compromiso social, en donde se conocen otras organizaciones y jóvenes y se pueden erradicar muchos prejuicios. A que la legalidad reconozca a una persona menor como representante ante terceros y ante la propia administración pública (único caso en nuestra legislación).

De colectivos de jóvenes dentro de un sistema que, se supone, promueve esta práctica como principal cauce de participación juvenil en sociedad y que transmite unos valores necesarios para la construcción de una ciudadanía activa y vertebrada y que puede propiciar personas adultas  participativas en su comunidad y en su país. Nada más, nada menos.

Una asociación juvenil, por su propia esencia, es un lugar de tránsito. Una persona joven no está ahí para toda la vida. Es una herramienta al servicio del fomento de la participación y de realización personal y con el grupo.

Hablamos de asociaciones juveniles, de aquellas compuestas por jóvenes entre 14 y 30 años de forma específica y que pueden elegir y ser elegidos/as para los cargos directivos de las mismas. No nos vamos a referir en este post a fórmulas no participativas y que su principal fin es buscarse la vida. Estas han de analizarse en temas relativos al empleo, no de participación. Aceite y agua. Lo triste, y revelador,  es que la misma legislación valga para ambas cosas.

Su vigencia.

Soy desconfiado, lo siento. No me creo ni un solo estudio de pertenencia de jóvenes a asociaciones. Cuando leo que el 20% de los y las jóvenes españoles pertenecen a alguna entidad juvenil no sé si reír o llorar. Cualquiera  que esté trabajando en temas de juventud sabe que no es verdad. Siempre se incluyen en estos estudios a las asociaciones deportivas, las que más usuarios/as tienen, pero todos sabemos que en su gran mayoría los y las jóvenes van a hacer deporte (hecho magnífico, por cierto) pero no a participar en el proceso de toma de decisiones. Eso sí, queda fantástico incluirlas en las cifras.

Suelo contar a menudo la anécdota que en el Consejo de la Juventud de la Región de Murcia, allá por 1991 cuando tras aportar las entidades miembros su número de afiliados resultaba que había más jóvenes asociados a organizaciones  que jóvenes existían en toda la Comunidad.

Pero esto no es nada más que una apreciación subjetiva de alguien que se recorre muchos departamentos de juventud y conoce sus quejas: los jóvenes no están en asociaciones juveniles y son muchas las que existen con un número muy reducido de miembros que gestionan programas destinados a otros/as jóvenes pero que no les permiten entrar a formar parte de los órganos directivos.

¿Siguen existiendo asociaciones juveniles? Pues claro, afortunadamente. Y siguen haciendo buenas intervenciones para quienes pertenecen a ellas y para la comunidad en donde están inmersas. Habría que protegerlas desde la administración como especies en peligro de extinción. Por tanto, las que así funcionéis,  os ruego no os deis por aludidas con algunas afirmaciones que en este texto expongo.

No es la primera vez que técnicos y profesionales de juventud se esfuerzan en que los grupos de jóvenes activos en sus municipios formen una asociación y así poder ayudarlos/as para su financiación, al tener un CIF, hecho que de otra forma resulta casi imposible. Al final, con toda la buena voluntad del mundo, son quienes les facilitan toda la documentación, la confeccionan, la presentan, y tienen los estatutos, el acta de constitución y el CIF en un cajón de su despacho, no vaya a ser que los pierdan porque, esos asuntos de papeleo,  no les interesan a los y las jóvenes. Demuestra nuestro compromiso, sí, pero no creo que les estemos haciendo ningún favor.

Ya el Libro Blanco Un nuevo impulso para la juventud europea publicado en 2002,  advertía que “los jóvenes participan menos que en el pasado en las estructuras tradicionales de la acción política y social. Esto no significa en ningún caso que los jóvenes se desinteresen de la vida pública. La mayoría de ellos se declaran dispuestos a participar y a influir en decisiones que tome la sociedad, pero según fórmulas de compromisos más individuales y concretas, fuera de las estructuras y los mecanismos participativos del pasado. Corresponde a las autoridades públicas cubrir la distancia que separa la voluntad de expresión de los y las jóvenes y las modalidades y estructuras que nuestras sociedades ofrecen con este fin”.

15 años después, parece que las recomendaciones fueron directamente a la papelera, bueno, ese mismo año se promulgó la Ley de Asociaciones que lo que trajo de nuevo, en mi opinión, fue convertirlo todo en un mercado, la participación juvenil era lo de menos.

Si bien admiro, y ojalá que se las ayude y mucho, a las asociaciones juveniles que siguen esforzándose en seguir su camino, no podemos ocultar la realidad: es una fórmula que no les gusta a los y las jóvenes en general: la burocracia les aplasta y en la sociedad de lo fácil, la gestión de una asociación no es precisamente sencilla y más para grupos de jóvenes de 14, 15 o 20 años.

Llevo muchos años oyendo la crisis del movimiento asociativo juvenil, quizás, entre todos/as, hayamos conseguido que se convierta en algo testimonial, restos de otra época que nos empeñamos en mantener y con una incapacidad total de crear nuevas fórmulas que se adapten a la realidad ¿Quién ha aportado alguna nueva fórmula en estos últimos 15 años? Es un tema que ni está en la agenda, ni preocupa a nadie. Triste.

El papel de los actores que dicen defenderlas.

La administración pública es la gran responsable. No ha cumplido lo que dice ni la Constitución, ni Estatutos de Autonomía y otras leyes y acuerdos internacionales. No ha hecho sino mantener una fórmula que los mismos estudios, que ellas mismas patrocinan, ya avisaban que no funcionaba ni cumplía lo que esas normas citadas les pedían.

Los partidos políticos  han permitido que algunos Consejos de Juventud se conviertan en un quilombo creando asociaciones fantasmas para controlar asambleas de este cauce de participación juvenil y ejerciendo un control ridículo sobre sus decisiones para que no fueran en contra del partido en el gobierno de turno. Un ejemplo de lo que debería de ser la actividad política desastroso para quienes no están inmersos/as en esa vorágine de control enfermizo.

Organizaciones interlocutoras de los y las jóvenes más preocupadas por hacer actividades, campañas y celebraciones de días internacionales que de renovarse y cuidar lo poco que tenían: su base asociativa. Ahora parece que está de moda tener muchas estructuras grandes pero con pies de barro. Así, cuando se las cargan, no protesta ni el tato.

Lo principal era tener un Consejo Local o Regional de Juventud, aunque no hubiera ninguna asociación en el pueblo o tres en toda la comunidad. Y pocos/as han sido quienes lo han denunciado, que los/as ha habido ¿Tan difícil era saber que primero la base y luego la estructura? ¿No  enseñan ahora eso en los cursos de formación?

Los y las profesionales, tampoco nos escapamos. Estamos viendo desde hace mucho tiempo que apenas hay nada y lo que existe no son grupos de jóvenes organizados en una asociación juvenil pero no hemos sabido, podido o querido plantear la realidad, que ahora nos come.

Permitid que deje las secciones juveniles, las de estudiantes y las universitarias para otro post, aunque muchos de los planteamientos aquí expuestos podemos también adjudicárselos.

Diversas propuestas.

Sí, lamento decirlo pero las asociaciones juveniles, en general,  están compuestas por tres y el del tambor ¿Esto quiere decir que los y las jóvenes no quieren participar? NO. Hay proyectos y programas en este país, realizados por administraciones públicas y organizaciones que trabajan con jóvenes que están demostrando que los y las jóvenes sí quieren hacerlo. Programas de dinamización juvenil que están poniendo en valor lo que hacen grupos de jóvenes no estructurados legalmente y que, incluso, están dando vida a casas de la juventud y espacios jóvenes que estaban muertos y sólo eran utilizados para hacer talleres de guitarra o como gimnasios a buen precio.

Mantengo, lo he comprobado en numerosas ocasiones, que los y las jóvenes quieren organizarse para hacer actuaciones que les interesan, que cuando descubren lo que significa participar ya no pueden parar, pero eso sí, con sus fórmulas, no con las que nosotros/as seguimos empeñados/as que sigan. Un error, un gran error.

Ante esta opinión tan crítica y que  a muchos/as habrá dejado al borde del cabreo o de la amargura, os presento algunas propuestas. No son nada revolucionarias, simplemente tienen un poco de sentido común y sólo les hace falta  voluntad política y tiempo para dedicarles y profundizar en ellas  ¿Qué perdemos?

  1. Que la actual legislación sobre constitución de asociaciones juveniles se destine de forma clara y específica para jóvenes de 13 a 24 años.
  2. Que su promoción y fomento no se base en concesión de subvenciones sino de espacios, recursos y asesoramiento de personal especializado en dinamización juvenil para hacer las actuaciones que les interesan y cuando les apetezca ponerlas en marcha, con metodologías participativas.
  3. Que la legislación incorpore una nueva figura en donde se dé cobertura legal y financiera a un grupo de jóvenes que sólo tendrían que  firmar un acta de constitución y llevarla al registro correspondiente. Estos grupos serian de una duración determinada para poner en marcha actividades o actuaciones concretas y se acaba cuando concluye el motivo de su constitución. Hay que dar la posibilidad a quienes quieran seguir para que puedan transformarse en asociación juvenil al uso con un sencillo trámite.
  4. Que todos los trámites para legalizar una asociación juvenil se realicen on line y su constitución sea inmediata y gratuita.
  5. Que se establezcan diferencias entre tipos de  organizaciones y sus obligaciones legales y  fiscales. No se puede tratar fiscalmente igual a una ONG que maneja cientos de miles de euros que a una asociación juvenil de barrio.
  6. Que los Consejos de Juventud se centren en cuidar lo que tienen  y dejen unos años las campañas y los días internacionales y atiendan la base, sobre todo el asociacionismo juvenil. Que propongan cambios en la legislación, que adapten sus estatutos y reglamentos para incorporar cualquier proceso participativo protagonizado por jóvenes y que todo no sea el número de votos que tengo en la asamblea para arrimar el ascua a mi sardina. Eso espantaba hace 30 años. Y sigue espantando.
Si  un centro juvenil de una localidad tiene un cauce oficial de participación juvenil, aunque sea informal, tiene que existir un/a representante de dicho proceso en los órganos de participación juvenil existentes en su ámbito y en un ámbito superior. Tenemos que evitar con todas nuestras energías esa sensación que se produce en las actividades y reuniones de estas entidades interasociativas de ser siempre los/as mismos/as en todo. No es saludable.
  1. Fomentar los cauces de participación juvenil directa, sobre todo en administraciones locales de mediana y pequeña población (estilo Mesas o Foros de la Juventud), así como en centros educativos y favorecer procesos de dinamización,  bajo la premisa de aprender haciendo  (nada de charlas, porfa), entre los y las jóvenes para que en un futuro cercano las decisiones que tomen sean vinculantes y no sólo consultivas.
  2. Recordar que el objetivo no es hacer asociaciones como churros sino que los y las jóvenes participen,  y son ellos y ellas quienes han de decidir bajo qué fórmula quieren hacerlo, y para eso hay que lograr que PUEDAN (no olvidemos aquello del querer, poder, saber,  que parece que lo escondimos en un cajón).
  3. Por último, un deseo: que formadores/as en temas de empleo y profesores/as universitarios/as dejen de hablar de constituir asociaciones como una fórmula para conseguir un trabajo. A parte de que una de cada 200 lo consigue, el daño a la participación es irreversible. Lo dicho, la participación convertida en un mercado.
Decía Jaume Funes en el texto "La Animación Sociocultural en la Juventud" (Animación sociocultural, teorías, programas y ámbitos. Ariel Educación 1997) lo siguiente:

“Los y las profesionales que trabajan con jóvenes han de tener un compromiso en la potenciación de actividades que estimulen la sociabilidad, la grupalidad y el asociacionismo, que con frecuencia tendrá un carácter provisional e informal,  y no puede caer en la intromisión o en pretensiones moralizantes”.

Pues bien, aunque sea con 20 años de retraso, podríamos tomar nota.

9 comentarios:

  1. Cuando he intentado que una pandilla de jóvenes se hagan asociación lo he tenido que hacer yo todo como técnica de juventud, tienes toda la razón del mundo, pero es que o lo haces así o no hacen nada. pero no tenemos otra forma de que hagan algo y al final sólo hacen cosas en días concretos y porque tiramos de ellos. Y tampoco proponen nada ni quieren, es una situación compleja que ya venimos padeciendo hace mucho. No se cual es mi papel en todo esto pero me siento atada de pies y manos ¿Tu qué harías?

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    1. Si lo supiera a ciencia cierta estaría de asesor en Naciones Unidas, pero intentaría que grupos de jóvenes montaran sus propias actividades con una cantidad que asumiera el Ayuntamiento y que fueran aprendiendo todo lo que pueden hacer. Si después de ese proceso de participación quieren crear una AA.JJ, bienvenida sea pero sabiendo las responsabilidades que contraen. Si no quieren hacerlo que sigan participando como sea porque ¿qué es lo importante aprender a participar o montar una asociación? Creo que tu papel es dinamizar a los y las jóvenes y que ellos decidan una vez que tienen las herramientas para hacerlo. Saludos y espero que te vaya muy bien. Y gracias por tu opinión.

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  2. Vivo en un pueblo de 17000 habitantes y hay 1 asociación juvenil afín a un partido (no son las juventudes) y hace cosas cuando gobiernan los suyos y da por saco cuando gobiernan los otros. Si es para esto para lo que sirven mejor que no haya ninguna. En mi pueblo es un banco de malas prácticas. Los demás jóvenes cuando les dices que porque no constituyen una huyen. No se cómo estará en otros pueblos pero se que el mío no es el único con esta situación. Es triste la manipulación que ejercen los partidos sobre los jóvenes, y todo el mundo lo sabe y nadie dice nada.

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    1. Te sorprendería ver algunas cosas que he visto con otro tipo de asociaciones en algunos pueblos (me han llegado a decir que en un pueblo solo puede existir una asociación de mujeres si el ayuntamiento quiere y que es el quien las lleva y dirige), pero no confundamos. Hay también muchas AAJJ haciendo un gran trabajo y muchos jóvenes que sin pertenecer a una AAJJ sí participan activamente en la sociedad bien a través de organizaciones, de proyectos u otras fórmulas, lo que pasa es que de eso no se habla ni sale en los medios y sería muy importante que la gente supiera lo implicados que están muchos jóvenes en fórmulas no tradicionales. Manipulación habrá mientras nos dejemos manipular por eso es tan importante trabajar el espíritu crítico y las metodologías participativas son esenciales para ello.
      Gracias por tu aportación y saludos.

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  3. Toda la razón, Juan. Yo tengo lo que dices metido en un cajón y soy el que lo hago todo, por hacer hasta les preparo la subvención para la Junta. Se que no deberia hacerlo, como dices, pero si espero que la presenten ellos, ese año no hacen nada y ¿sabes a quién echa la culpa todo el mundo, incluidos Concejal y gentes diversas? A mí, al técnico, porque es mi obligación. Creo que todo está al revés y nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato.
    Saludos desde la España profunda.

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  4. Gracias por tu comentario. Es lo que pasa con los temas tabú, que todo el mundo lo sabe pero nadie dice nada, ni siquiera quienes deben de velar por su promoción. Parece que se está más agustito calladito porque si digo que el asociacionismo juvenil está bajo mínimos ya no tengo razón de existir. En fin, un disparata ya que es la mejor fórmula para que algo se destruya por inanición. Cuando solo queden pseudoempresas con la máscara del asociacionismo veremos a ver qué hacemos. Vamos camino de ello a gran velocidad. Saludos y espero que tu situación pueda cambiar, por tu bien y el de la participación juvenil en tu pueblo aunque como tú dices, ahora nadie parece querer ponerle el cascabel al gato.

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  5. Que las asociaciones no están boyantes lo sabemos desde hace tiempo y tanto instituciones como organismos que se dedican a ello parece que no les interesa mucho debatir sobre el tema. Ya lo sabía por otros post publicados en el blog relativos al asociacionismo, ni intentando provocar hago que se debata sobre el tema. No pretendo decir que este blog sea leído por muchos de los que se dedican al asunto pero echo de menos cuando el propio Presidente del CJE respondía a una entrada sobre Consejos de Juventud y tuve la oportunidad de establecer un debate enriquecedor. En fin, seguiré dando la ta barra, nunca es plato de buen gusto ver cómo va muriendo algo poco a poco sin que nadie le haga caso, y que te ha dado tanto.

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  6. Buenas, acabo de hacer un curso sobre participación juvenil y sólo me han hablado de asociaciones. Suelo seguirte y leo algunas experiencias en participación juvenil que se están haciendo y me sentí atraída por ellas y creía que al ser una entidad de reconocido nombre se iba a hablar de todo eso, pero cuando a punto de acabar el curso pregunté al profesor que porqué no se había referido a ellas me dijo que eso no era la participación que nos interesaba, que la que importa es la que se hace a través de organizaciones juveniles. También decirte que algunos compañeros que hicieron el curso conmigo preguntaban dudas abiertamente que nos daban a entender que lo que iban a hacer era una empresa camuflada en asociación. Me sentí totalmente decepcionada ya que sólo habló de gestión y cómo financiarse pero de técnicas participativas, nada de nada. No soy una especialista en estos temas pero sí se cuando intentan manipularme y cuando un docente no sabe de lo que habla. Bueno, sólo quería aportar esta experiencia a lo que decías en el texto. Gracias por compartir tus ideas y experiencias.

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    1. Es lo que pasa cuando se confunde el instrumento con el objetivo. El asociacionismo es una herramienta parar fomentar la participación, no es un fin en sí mismo. De ahí vienen el resto de errores.

      Saludos y gracias por tu comentario.

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