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jueves, 4 de mayo de 2023

Algunos temas de debate sobre el trabajo en juventud.

 En distintas intervenciones en cursos, jornadas o seminarios con profesionales de juventud, voy lanzando diversos debates. Algunos pueden parecer extraterrestres con la situación que tenemos: precariedad en el sector, discursos no renovados, activismo y desarrollo en exceso de actuaciones de mero entretenimiento, metodologías no aplicables a las personas jóvenes de 2023, no saber cómo atraer a chicos y chicas a nuestro servicio...,pero quizá el problema es que no hemos realizado esos debates a tiempo. Siempre es una buena ocasión para reflexionar sobre el tema, tener espacios de encuentro para hacerlo y que los responsables públicos entiendan que no están aquí para satisfacer su tránsito a cargos más prominentes en el futuro. El futuro es aquí y ahora.

Expongo de forma breve algunos de estos debates:


Estructura y competencias de juventud.

Seguimos con las mismas desde hace 40 años. Y la realidad es bien diferente, las circunstancias no se parecen en nada y las necesidades de las personas jóvenes, tampoco. Por no hablar de los estímulos que recibía un adolescente en el 83, 93 o 2003 y los que recibe al día de hoy. Y nosotros haciendo frente a todo ello con unas estructuras obsoletas y unas competencias que dejan fuera a los Ayuntamientos, aunque de facto tengan que realizar unas funciones que las Comunidades Autónomas, responsables de ellas, han abandonado en general. Sí, hay algunas excepciones, pero no es la de la CC.AA de Murcia.

A qué nos dedicamos.

Si alguien piensa que trabajar con jóvenes es entretenerles, creo que anda algo equivocado. Ya se entretienen ellos solos y no necesitan nuestra ayuda. Estamos compitiendo con una de las mayores industrias del mundo, la del entretenimiento, y contra ella no podemos hacer nada. Además, no creo que sea tarea de la administración pública entretener a adolescentes y jóvenes y dilapidar presupuesto en algo que al día siguiente de hacerlo no se acuerda ni el tato.

Nos deberíamos ocupar más de los aprendizajes, de las habilidades, de promover recursos necesarios (los gestionemos nosotros como juventud o sea otro departamento quien lo haga), de que el resto de servicios nos tengan en cuenta a la hora de planificar cualquier actuación dirigida a jóvenes, de dar posibilidades a cualquier joven o grupo de jóvenes que quiera promover un proyecto poder ayudarle y no esperar a que se constituyan como asociación, hecho muy complejo y que al día de hoy la mayoría de jóvenes rechaza ¿Cómo no hay asociaciones dejamos de trabajar la participación? Un gran error.

Las edades.

¿De verdad creemos que con los recursos que contamos podemos atender a una población tan diversa y con problemáticas tan diferentes como la del segmento 14-30? ¿Estamos locos? Como aportación y siendo coherente con el punto anterior creo que nuestra atención debería centrarse desde que entran al Instituto hasta que terminan sus estudios o están buscándose la vida, 12-23 o 24. Creo que es más razonable.

Los responsables políticos.

Muy bien, los eligen desde la formación política de turno, en general a una persona joven, pero esto no es un lugar de paso, es una responsabilidad pública como otra cualquiera. Si tan importantes son las personas jóvenes en los discursos hay que demostrarlo con hechos. También, y de forma general, habría que dar una amplia formación sobre políticas de juventud a quienes llegan a la responsabilidad. No puede ser que sin tener ni idea de nada lleguen a los departamentos y servicios de juventud como si por el simple hecho de ser elegidos por su partido ya fueran expertos universitarios en materia de Juventud. Por supuesto, hay excepciones. Un aplauso para ellas.

Las metodologías.

Si vemos un programa de un departamento de juventud de 2023, podremos observar que en un 60% es el mismo que en 1990. Sí, lo he comprobado. Y no solo en los contenidos, Ya decíamos en el primer punto que seguimos con la misma estructura y competencias que en 1983, pero que también sigamos con las mismas metodologías esperando que vengan a nuestro servicio en horario de mañana es, como poco, desesperanzador. 

Volver a la calle.

No hay vuelta atrás. Hay que volver a la calle. Los profesionales de juventud somos, en general, gente mayor y nos cuesta salir de nuestro despacho. Los departamentos y servicios necesitan personal joven, formado y que esté en contacto con las personas jóvenes del municipio. Que sepan su realidad, que sirvan de mediadores entre jóvenes y administración. Para ello, es necesario presupuesto. Si no convencemos a los responsables públicos de este tema, todo se acabará más pronto que tarde.

Presencia en redes sociales.

Hay que estar en las redes sociales. No se las veces que he oído esta afirmación desde un departamento de juventud (y de otros, también). Ya, pero ¿Para qué? ¿Para dar publicidad de nuestras actividades? ¿Para que nos sigan un montón de servicios de juventud de otros puntos del estado, pero ni un joven de nuestro municipio? Si tenemos claro el para qué lo queremos, pues adelante, pero no debemos de olvidar que una de las grandes ventajas de las redes sociales es que se puede interactuar con nuestros usuarios, sobre todo en poblaciones pequeñas y medianas. Si tenemos twitter, facebook, tik tok, instagram o las que sean necesarias, pero no tenemos presupuestos para servicios necesarios, para promover la participación, para desarrollar habilidades y poner recursos a su disposición, lo de estar presente en redes sociales es simplemente humo.

Información.

Además de las letanías publicitarias a través de las redes sociales, ¿seguimos teniendo el centro de información juvenil en horario de mañana? ¿A cuántas personas atendemos? Además de las herramientas disponibles para ver el impacto de nuestra información por redes ¿Tenemos algo más? ¿Sabemos a cuántas personas les es útil nuestro servicio de información? ¿Sigue funcionando el servicio en la práctica?

Espacios jóvenes.

Aunque suene un poco raro: un espacio joven es donde hay jóvenes. Si van adultos a hacer pilates, yoga o bailes de salón, o niños y niñas a tocar la guitarrita, será un centro de esparcimiento familiar, que está muy bien, pero no es un espacio joven. A quienes me piden asesoramiento sobre este tema siempre les digo que el primer día que un grupo de adultos entre en un centro juvenil para hacer alguna de estas prácticas y les dejen, ese día han perdido el espacio. No los echas ni con agua caliente y menos lo va a hacer el responsable político.

Ha de ser su lugar de encuentro, de tener referentes educativos a los que puedan consultar cualquier cosa, un espacio de confianza, sobre todo con los y las adolescentes, un recurso para que puedan idear y construir sus propias actividades.

La participación.

Para mí sigue siendo la madre de todas las batallas. No digo que se trabaje como un contenido y que demos charlas de participación (¡No, por favor!) sino que lo hagamos con metodologías participativas y comprendamos que lleva tiempo porque hay que trabajar primero las habilidades y que vayan siendo protagonistas de sus propias ideas y proyectos. Es necesario que se sientan actores y no meros receptores de actividades organizadas por adultos.

De cada uno de estos temas podría comentaros mucho y extenderme hasta el cansancio, pero prefiero no dar más la chapa y que seáis vosotros y vosotras quienes planteéis vuestras reflexiones. 


En mi opinión, estos y otros debates son los que nos deberían de ocupar y las distintas administraciones públicas promover y crear los espacios de formación y reflexión para que se puedan dar. Si seguimos como estamos, no dudéis que, en breve, no existirán los departamentos de juventud, solo quedará organizar actividades de entretenimiento y para eso, os lo aseguro, no somos necesarios. Lo puede hacer cualquiera.

Termino con una reflexión que me hizo un técnico de juventud con experiencia de la Región de Murcia (donde apenas quedan testimonios de lo que fue Juventud) sobre este trabajo. Me decía que tanto ir a formarse a Cabueñes en distintas ocasiones, al CEULAJ en Málaga, a cursos y seminarios sobre distintas materias relacionadas con su trabajo para que luego su tarea diaria se remitiera a encender una play para que niños y niñas del pueblo jugaran un rato.

¿Es eso lo que queremos?

2 comentarios:

  1. Juan, estoy oyendo algunos de estos debates que dices desde hace tiempo. Te sigo desde hace tiempo y te he visto en alguna ocasión y los dices mucho, pero creo que el sector no está interesado en estos temas, solo en sobrevivir. Me da mucho congojo pensar así, pero es lo que observo todos los días. Ojalá me equivoque.

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  2. Qué retrato has hecho de mi servicio de juventud, pero cualquier cosa que propongo a mi concejala no quiere saber nada, solo actividad y actividad para que, según ella, se note que hacemos cosas.

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