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martes, 19 de febrero de 2013

Por el respeto a la profesión de educador.


Acostumbro a escribir las entradas al tirón, lo que salga y piense en ese momento preciso. Para este post voy a intentar ser algo más reflexivo. En cualquier caso, no deja de ser una muestra  más sobre el  tema,  en el amplio abanico de opiniones interesantes que  he encontrado desde que aparqué en la estación de las TIC.

Aclarando: Educador en el más amplio sentido de la palabra: educadores sociales, animadores socioculturales, mediadores, profesores, orientadores,   maestros y todos aquellos que pueden influir en la vida de una persona joven, que es de lo que trata este blog.

  1. ¿Todos en el mismo saco?
Todos los anteriormente mencionados hacen labor de educadores y todos aportan su granito de arena para trasladar una serie de valores, comportamientos y descubrimiento del conocimiento a niños y jóvenes. No entiendo la separación entre educación formal y no formal. Es incomprensible que estén tan desunidas y sólo parezcan que enlazan cuando hay que dar alguna charlita de educación en valores de cincuenta minutos o las actividades extraescolares que realizan  en horario alternativo. Sin ninguna conexión ni coordinación. También es de reseñar  el mérito que dan determinados profesores y maestros a esos otros profesionales: ninguno,  rayando en ocasiones en la mala educación.

No hay, si lo hay ruego me lo digáis, ningún órgano, organismo o plataforma que trate de reunir a todos los agentes que participan en la educación. Cada uno con su guerra: que si yo no estoy al mismo nivel que un mediador juvenil, que si tú eres animador pero no tienes que trabajar de educador, que si yo soy más que tú porque he estudiado una carrera; pues yo más porque la mía duraba cinco años; que si yo soy pedagogo y tú no sabes nada que eres orientador. En resumen: el patio del colegio. Y lo más grave: todos dejando de lado lo más importante: los destinatarios.

  1. ¿Se puede educar sin educadores?
Difícil. Vivimos un tiempo en que ser educador no es fácil,  incluso huimos de autoproclamarnos educadores, en especial  algunos profesores y maestros.

¡Somos sólo enseñantes! –dicen- .  Quizás tengan razón pero desde que llegué a esto de las TIC me he dado cuenta de la cantidad de profesionales que no huyen de asumir su responsabilidad en la educación. Gente que comparte metodologías que se une para establecer nuevos criterios que propicien la mejora en la educación de niños y jóvenes. En definitiva: personas preocupadas y conscientes de la importancia de su labor.

Conclusión: es una cuestión personal. Segunda conclusión: dejamos la educación de los más jóvenes en manos de la fortuna, según le caiga un profesor interesado u otro que no. De ahí mi pregunta en el encabezamiento. Personalmente preferiría dejar parte de la educación de mis hijos a gente con voluntad y vocación. Los demás, no los quiero ver cerca. ¿Tienen derecho a ganarse la vida? Claro, pero lejos de mi hijo,  a ser posible.  Estamos continuamente diciendo que a los jóvenes les hace falta más responsabilidad. Es lo mismo que le pido a esta gente.

  1. La sociedad sigue sin saber por qué nuestro trabajo es importante: No lo conoce.
Nos damos abrazos y retwitteamos como locos cuando los medios de comunicación lanzan alguna noticia sobre nuestro mundo y que no sea que un grupo de niños se ha intoxicado en un campamento o que a un maestro le ha zurrado una mamá por levantar la voz a su niño. Podría empezar a cargar ahora contra medios y políticos que son tan malos que tienen la culpa de todo lo que nos pasa y contra la sociedad de consumo y bla bla bla. Aquí no, al menos en este blog lo primero que se hace es autocrítica ¿Y nosotros qué hemos hecho? Hemos estado más preocupados en defender nuestro estatus  particular que a la misma profesión. De quien peor hablan los educadores son de otros educadores, sean de su ramo o no. La misma dispersión de los educadores ha contribuido a esta guerra absurda de protagonismos que quien únicamente la paga son nuestros usuarios y la loable y respetable labor de educar.

Los Colegios Profesionales vinculados a la educación deberían también cruzar conocimientos y no convertirse en compartimentos estancos de algo mucho más importante y global. Estamos continuamente, desde hace lustros, usando la palabra multidisciplinar y no hay cojones a que se materialice en algo palpable en este sentido. ¡Ojo! Han hecho cosas importantes para reconocer la labor de las personas y espero que continúen así ya que me consta de algunos colegios que conozco en el estado: psicólogos, educadores sociales, pedagogos… lo están intentando  con nuevas fórmulas y procedimientos: ¡ánimo! 

Para acabar con este punto, aclarar que no estoy colegiado en ningún sitio porque no tengo título alguno, no soy nadie, pero como el papel me lo permite y aguanta digo lo que me da la gana, eso sí, con educación y respeto. Para que veáis, mi colegio en los setenta en un barrio obrero y empobrecido y con los delincuentes más famosos de la ciudad (el “drácula”, el “muñeco”, “los jeromos”) sí nos enseñaba eso.

Y qué decir de familia y amigos, ni siquiera la pareja comprende muchas veces a qué nos dedicamos. Para ellos, es un entretenimiento que tenemos y cuando les comentas lo que haces y para qué lo haces es como si les estuvieras hablando en mandarín. No se esfuerzan ni en preguntar. Claro, como nos lo pasamos tan bien en nuestro curro.

 Pero, ¿de  verdad es nuestro trabajo importante? Creo que sí. Es más, estoy convencido. Lo he visto en muchas ocasiones, he palpado el momento en que se produce el hecho concreto de la educación y existe. Y es emocionante. Es  lo que me hace seguir adelante. Por eso, nos debería importar una mierda el reconocimiento que nos den. El día que nosotros estemos orgullosos de lo que hacemos y lo promulguemos a los cuatro vientos sin vergüenza y defendamos la educación más que a los educadores y estos digan sin remilgos ni explicaciones que son EDUCADORES, entonces habremos ganado y la sociedad lo reconocerá. Os  puede parecer la historia de bambi pero es de lo poco que estoy convencido.

Por último, una cuestión para que os preguntéis, si os apetece. Nos quejamos cuando nuestros amigos no saben qué hacemos en nuestro trabajo pero también es cierto que cuando nos preguntan en qué trabajamos o que has hecho esta semana, salimos con algo como esto:  -Bueno, tengo una empresa que hace cosas para jóvenes- ¿por qué decimos esto en vez de contarles que tu trabajo es lograr la autonomía de las personas jóvenes a través de programas planificados en el tiempo y que necesita de unas herramientas y evaluación constantes y que de él depende que construyamos una sociedad con ciudadanos críticos, educados y comprometidos? Pues no, creemos que no lo va entender y le decimos para salir del paso que eso, que cosas para los jóvenes. Pues nada, así nos va.

  1. El corporativismo.
Cualquier cosa que se ponga por encima de la educación y de los niños o jóvenes no tiene argumentación que lo justifique.  El corporativismo logra algo de eso. Después de tratar durante muchos años con funcionarios en temas sociales hay como en todo: diligentes, vocacionales, sinvergüenzas, gandules o cumplidores. Como en todos sitios, vamos. Pero lo que nunca he entendido es que se proteja a un compañero sinvergüenza, por esa extraña manía corporativa,  que al  que más está perjudicando es a ti; primero porque no hace su trabajo y tú tienes trabajo doble y segundo porque la mala fama del funcionariado y tuya es por esta gente.

Con nosotros pasa lo mismo. Y ha de acabar. Si mi compañero de trabajo es más gandul que San Teodoro (ganaba las batallas acostado) no lo tolero, porque me afecta a mí y, sobre todo, al individuo que estamos educando. Primero se lo diré a él y si no lo enmienda diré que me lo quiten de encima y porqué. Yo no tengo que dar la cara por un sinvergüenza,  tengo que partírmela por el niño o el joven que está delante de mí. Todo lo demás es superfluo.

Si queremos respeto, respetemos primero a la profesión y a nuestra principal razón de ser: los niños y jóvenes.

Bueno, lo dejo que al final me ha salido más largo de lo que me esperaba y además poco reflexivo. En fin, al final la cabra tira al monte y lo escribo al tirón. Así lo hago, así ha salido y así lo publico.

PD: Por cierto, para los interesados: el “drácula”, el “muñeco” y los “jeromos” están todos muertos. Nada, una moda de la época.

26 comentarios:

  1. Bueno a veces hay que escribir de un tirón para poder decir lo que uno piensa. Me ha gustado el post, así nos sentimos muchos y nos partimos la cara todos los días por esos niños y esos jóvenes educando y escuchando muy atentamente lo que necesitan, preguntando como se siente n y animando a que sigan soñando y disfrutando. Comparto.

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    1. Así se lleva mucho mejor la profesión que estando amargado, además a uno se le pasa el tiempo más rápido y está más contento con lo que hace. Aunque fuera por salud mental personal deberíamos trabajar como tú cuentas.
      Gracias por participar en el blog.

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  2. Querido Juan me alegra mucho leerte por estos mundos virtuales..., y ver tus opiniones y experiencias sobre educación..., tal vez añadiría a tus reflexiones la pregunta de ¿educación, para qué?, ¿ para reproducir la ideología y el discurso dominante?¿para unicamente transmitir datos a tus educandos?.... Bueno, quedaremos un día para seguir hablando de estas ideas, pero me viene a la cabeza la experiencia de uno de los proyectos más importantes en que he participado, y en el que tú también has sido importante, como el de La Nave, espacio joven, y recuerdo que allá por los finales de los 80, hablábamos de una Nave para participar, crear y transformar...
    Por eso pienso que debemos de pensar en el para qué, para qué trabajamos con jóvenes, para qué nos decimos educadores, para qué actuamos en esta vida social, cultural...
    Un abrazo, Juán, y sigue dándole al tema...
    Paco Manuel Reverte

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    1. Gracias, Paco. Un placer tenerte por aquí y espero que sigas opinando. Saludos.

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  3. Ah, Juan, el Drácula, El Muñeco, Los Jeremos, también son personajes de mi infancia-juventud, recuerda que soy de Vistabella, y eso quiere decir de "la frontera", y conozco de primera mano sus andanzas por mi barrio, en esa "tensa interelación" en que vivíamos todos en la frontera a finales de los años 70 y primeros 80, con la música de los chunguitos y la heroína entrando en las plazas...
    Te recomiendo, para recordar una visión de aquellos años, el libro de Javier Cercas, "Las leyes de la frontera"
    Otro abrazo, Juan.

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  4. Un tema que me encanta.... la parcelitis.

    Personalmente creo en un perfil profesional, vocacional, que en la mayoría de los casos no lo garantiza una titulación específica; en sumar recursos y experiencias, y en conformar equipos de trabajo multidisciplinares (TASOC, TIS, Líderes juveniles, Educadores/as y trabajadores/as sociales, pedagogos/as, ciudadanos/as comprometidas/as etc.)

    Si bien la formación es importante y necesaria, ya que adquieres conocimientos, herramientas y recursos para desempeñar el trabajo que es necesario, no creemos que deba de ser excluyente un perfil académico en concreto ya que la adquisición de competencias profesionales no solo se logra académicamente.

    Muchas veces se tiende a la preocupación de un intrusismo, que para nosotros no es tal, y alzamos la bandera por la defensa de títulos de animador/a, educador/a, monitor/a, olvidando el verdadero objetivo del trabajo social y comunitario,que para nosotros es implicarnos en nuestra realidad, participar activamente en ellla e intentar transformar lo que nos sea posible para mejorar dicha realidad, más allá de la titulación que se tenga.

    Una vez escrito sin pensar y del tirón este comentario ;) genial tu post.

    Salud

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    1. Gracias, Pablo. Muy incisos tus comentarios sobre la titulitis. Creo que le hemos dedicado mucho tiempo a discutir de eso (de nosotros) y poco a temas más profundos y, muchas veces, perdiendo de vista el objetivo de todo esto: niños y jóvenes.
      Gracias por pasarte por aquí y dejarnos tu opinión.
      Saludos.

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    2. Buenas!

      Estoy de acuerdo en que un título no lo da todo, más cuando se tienen en cuenta hoy en día las competencias personales más que los conocimientos, pero sí que habría que regularla de alguna manera para que todos podamos trabajar y que los equipos multidisciplinares se beneficien de las diferentes ramas para un objetivo común. El problema del Instrusismo es que produce más enfado (por otra parte entendible) del que siente que "cualquiera puede hacer cualquier cosa" y eso es perjudicial para las profesiones ya que nos convertimos en "manitas" (con todo el respeto) que hacemos un poco de todo. A lo mejor es así, pero si estuviera más regulado nos beneficiaríamos todos y no estaríamos mirándonos con recelo. Y, lo más importante, mejoraría lo más importante que es la gente para la que trabajamos.

      Un saludo Juan y a todos y todas.

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    3. Gracias, Miguel. Tienes razón, es importante regular estas historias pero sería mucho mejor si se hiciera desde el sentido común y con el principal parámetro de cómo mejor hacer un servicio a la ciudadanía. En el mismo momento que nos miramos demasiado al ombligo estamos más pendientes de asuntos importantes, pero menores, que del verdadero motivo de nuestro trabajo. Un saludo y gracias por pasarte por aquí que espero sean muchas más veces.

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  5. ¡Hola!
    Me ha gustado mucho tu entrada del blog y me atrevería a decir que no sólo ocurre con los destinatarios jóvenes sino que es algo bastante común a todos los ámbitos.
    A veces ocurre que por el hecho que son adultos, nuestros educandos ya saben cómo va el tema y no les afectan nuestras decisiones, ni nuestra "·parcelitis" y se mantienen ajenos a todo lo que hacemos. Y no es cierto. Nuestro trabajo influye en cada uno de nuestros usuarios, no dejamos de ser un modelo para ellos y de cómo nos comportamos, y eso pasa factura.
    Esperemos que aquellos que pensemos que nuestra labor es importante y que los componentes vocación y motivación son fundamentales en nuestra labor nos vayamos multiplicando por los diferentes ámbitos de actuación.
    Enhorabuena por el bloc y por la reflexión llevada a cabo.
    ¡Nos leemos!

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    1. Gracias por tu comentario, Montserrat. Efectivamente nuestro trabajo es importante por la sencilla razón que podemos influir en las personas. Esto debería bastar para ser más exigente con los educadores y pedirles un plus de dedicación. Nadie nos pone una pistola a la hora de elegir la profesión y por eso no deberíamos sentirnos por encima de nuestro usuario en ningún momento.
      Gracias y espero que sigas dándote una vuelta por aquí de vez en cuando.

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  6. Hola,
    Interesante post. Yo soy estudiante de educación social y aún no me he movido por la esfera profesional de la educación pero tengo esta misma sensación que tu explicas de que la profesión de educador ni es conocida ni está reconocida.
    Pero vale decir que hay zonas donde el reconocimiento es mayor. De hecho, ahora estoy cursando una asignatura de acción socioeducativa en la escuela y me ha sorprendido enormemente que haya zonas del estado español, como Extremadura por ejemplo, dónde se haya normalizado la presencia de un educador social en los centros de secundária y hasta de primaria. Donde yo vivo, no sé de ningún centro educativo que tenga un educador en plantilla. Y aquí vuelvo a tu post cuando planteas el tema de la educación formal y no formal. En el momento en que hay educadores sociales en los centros escolares, ¿qué quiere decir la distinción entre educación formal y no formal? Hasta que no dejemos estar estos parselismos y no vayamos a la una, la educación irá coja...

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  7. ¡Hola Maria!
    Desde mi punto de vista, educación formal y no formal tienen contenidos y objetivos distintos aunque estoy de acuerdo en que tienen que ir en la misma dirección.
    Tanto la formación como el bagaje de unos y otros es distinto pero en demasiadas ocasiones vemos competencia en quien debería ser nuestro apoyo.
    Creo que los límites son necesarios pero siempre y cuando vayan orientados al beneficio de los usuarios.
    ¡Un saludo!

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  8. Gracias, María y Monserrat. Este es un tema que tiene su aquel y buena muestra son los comentarios.Sólo hay que mirar a la educación en Finlandia, paradigma del buen hacer en esta historia, y darse cuenta que ambas están unidas. La razón, como decía Montse, que ambas están unidas por el beneficio del usuario y no como un compartimiento cerrado cuyos titulares son celosos de perder su parcelita. En realidad la historia puede parecer compleja pero, si nos dejamos los rollos personales, veremos que es sencilla.

    Gracias a las dos y espero que sigáis participando en el blog. Saludos.

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  9. Buenos días Juan, yo, al igual que María, también soy estudiante de Educación Social, de la asignatura de Acción Socieducativa en la Escuela. Al igual que tú, nací en un barrio obrero, conocido gracias al Vaquilla y a otras personalidades varias, y también tengo la dicha de poder decir que nací con una clara vocación social.

    Cuando eres de esta manera, tienes la idea preconcebida de que todo el mundo piensa como tú, que todos tienen la misma necesidad de solucionar los problemas de la sociedad, nosotros creemos que hay medios para arreglar las cosas, pero a lo largo de la vida, me doy cuenta de que por desgracia muchos no reconocen nuestra labor, como bien dices, lo ven como un hobbie, esto de ayudar a los demás.

    Gracias a mis estudios he conocido datos realmente relevantes para darme cuenta de la necesidad vital que tienen todos los centros educativos de (al menos) un educador social, para resolver todas las necesidades educativas de los alumnos, y que puedan crecer y seguir su formación educativa de una manera adecuada para lograr valerse por si mismos en su futuro no tan lejano.

    Gracias por tu post, es muy interesante. Un saludo,

    Marta Romero.

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  10. Hola Marta. Si de verdad nos dejáramos llevar por la vocación habría para todo: mecánicos, educadores, carpinteros, abogados...pero no es así. Nos enseñan de pequeños a buscar un trabajo fijo (fíjate tú ahora) y dejamos lo que nos gusta a un lado hasta que ya es demasiado tarde y así, sobre todo en profesiones que tengan que ver con la educación, no vamos a ningún lado.
    Como tú dices, lo mejor sería enfocarlo todo a fomentar la autonomía personal pero no estoy seguro que los poderes económicos que nos mandan estén por la labor. Para mí, sería más una tarea personal en donde todos los que nos dedicamos a esto pusiéramos nuestro granito de arena. Es complicado y más ahora pero no por eso tenemos que abandonar.

    Gracias por participar en el blog y espero que lo sigas haciendo.

    Saludos.

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    1. ¡Buenas Juan! He dado con tu blog en twitter, y creo que tu post “Por el respeto a la profesión del educador” es de lo más interesante que he leído recientemente. Sin duda, los cuatro puntos que articulan tu sección dan en la llaga. Verdaderamente la disciplina de lo social se ubica en un territorio difuso, un gran saco en el que aparentemente se mete todo aquello que contenga el termino social en su definición, distintivo de una profesión contemporánea que requiere reconocimiento, pasando por la brecha y abrirse camino. No obstante, asistimos a unos momentos controvertidos, sobretodo con la llegada del Grado en educación social y la consolidación de la profesión. TIS, ASC, TS, etc.. no cabe duda que hasta el momento, esta ambigüedad de competencias a alimentado una eterna discusión -alrededor de las habilidades y adecuaciones correspondientes a una formación concreta- que da para mucho (mira sino la cantidad de post que generó el tema en: http://socialdeverdad.blogspot.com.es/2009/05/la-habilitacion-como-educador-social.html?showComment=1343079952121#c3592261056621878883).

      Como bien dices, este parcelamiento expresa una especie de jerarquización de la disciplina, donde parecen establecerse categorías. Titulaciones aparte, todo depende de la implicación que cada profesional se marque consigo mismo, fijando en su camino sus límites y sus posibilidades, hasta donde este dispuesto a llegar. Reivindico lo educativo de lo social, un educador social sabe de educación! En este sentido comparto absolutamente tu opinión acerca de la anacrónica distinción de lo formal y no formal, que no ayuda a ganar el respeto que la profesión social se merece. Te recomiendo el articulo de Caride presente en el siguiente enlace (http://www.raco.cat/index.php/EducacioSocial/article/view/165465/240969).

      Nuestro tiempo y sus desafíos parecen convocarnos a adoptar nuevos roles, y responsabilidades. La escuela es ese nuevo reto que se presenta de la mano de lo más oscuro de la educación; fracaso escolar, conductas disruptivas, absentismo... Creo que esta es la gran apuesta de nuestra disciplina. Un desafío que requiere de formación constante, y sobretodo de un pensamiento crítico. En este sentido, me parece buena idea complementar estudios por ejemplo emprendiendo el recorrido del Grado en educación social (a partir de la convalidación de creditos) me parece muy idóneo, sobretodo para poder acceder a lo más. conquistando la incorporación en el sistema educativo. ¿Estas de acuerdo?

      Gracias por tu interés , por tu granito de arena!

      Saludos!

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    2. Gracias, Marta.
      En efecto, queda mucho camino y mucho diálogo por recorrer hasta que todo lo que suponga ser educador quede marcado por un único y determinante paso: considerar al destinatario como el valor principal de nuestra labor. Lo demás, es secundario.
      No se por qué todavía no hay educadores sociales o animadores socioculturales ( a mí me gusta llamarlos mediadores) en todos los centros. Articulando el proceso de aprendizaje en común con profesores y maestros. Parece que el cortijo ha de ser de unos o de otros y el cortijo es de los alumnos.

      Muchas gracias por tu reflexión. Leeré detenidamente el enlace que me envías y espero que sigas dándote una vuelta por aquí.
      Saludos.

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    3. Juan, gracias por leerme y dar respuesta a mis reflexiones. Al leerte me dado cuenta que el enlace de Caride (sobre el termino formal/no formal) es en catalán. Este enlace corresponde a una versión en castellano, portal que tiene un sinfín de artículos interesantes.http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1065789

      Saludo.

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    4. Ok, Marta. Aunque los traductores de google facilitan el trabajo y ya, de tanto leerlo, casi lo entiendo todo.

      Saludos.

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  11. Post muy bueno.Últimamente,en los situos en los que me muevo (grupo scout y profesor de cursos de educación en el tiempo libre) se reflexiona mucho sobre nuestra labor como monitor-educador y pocas sobre el papel protagonista de los educandos (por cierto,cada vez me gusta menos esta palabra)

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  12. Pues sí, ahí está la clave que a quien tenemos que conocer más es al destinatario de nuestras acciones y dejar de mirarnos el ombligo aunque sea un rato.

    Muchas gracias, Fran por tu participacion en el blog y espero que no sea la última vez que pasas por aquí.

    Saludos.

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  13. Hola Juan, soy estudiante de primero de carrera de Educación Social, y leer este post me ha abierto aún más los ojos, porque en realidad no están valorados los educadores sociales en la actualidad como realmente deberían y eso me hace plantear que si quiero realmente una profesión que me llene de verdad, enseñando, ayudando a ser mejores personas, o un trabajo mecánico que me asegure un sueldo para toda la vida (Aunque hoy día, en España está un poco crudo).
    Así que yo he sacado que debemos hacernos oír, porque juntos seremos el cambio.
    Además ya que actualmente como he mencionado antes, esta crudo ser educador social, pero gracias a las TICS , damos con gente como tú, como yo, que casi sin experiencia ya esta soñando su futuro, y sí seremos quien se preocupe y tome conciencia de la importancia de su labor, con responsabilidad e ilusión, siempre.
    Saludos.

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    1. Gracias, María por tu comentario. Estoy de acuerdo en todo lo que dices, efectivamente es necesaria la ilusión y las ganas para esta profesión. Los palos son muchos pero las recompensas también.

      Ánimo y a por ellos.

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  14. Está claro que hay de todo en la viña del señor.. pero estoy totalmente de acuerdo en lo de que nos meten a todos en el mismo saco y los que estamos metidos en esto sabemos que no es así.
    Desde profesionales como la copa de un pino y con una amplia vocación hasta pasotas que basan sus enseñanzas en las que les impone un libro de texto..
    Aun así, nadie debe de quitarnos la ilusión de trabajar día a día para inculcar valores sobre la vida, sobre la convivencia, la igualdad y el respeto.
    La permisividad no educa, pero desde luego la pasividad menos.

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    1. Gracias, Estela por tu comentario y espero que sigas tomandotelo tan en serio, gracias a eso esto todavía funciona y espero que sigas aportando tu opinión aquí.

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