En
los últimos tiempos hemos asistido al cierre por derribo o inanición de
distintos Consejos de Juventud en diferentes ámbitos. Se veía venir. Podríamos
hacerlo fácil y echarle toda la culpa a la crisis. Sin ella, posiblemente, se
mantendrían ya que nadie, ni la administración, ni las entidades miembro, ni la dirección de los diferentes
CC.JJ se plantearon un cambio acorde con los tiempos y que propiciara un salto
hacia adelante.
En
las siguientes líneas trataré de trasladar mi reflexión para el debate desde un sentido crítico. Al que no le guste
tiene los comentarios para ponerme a parir o hacer llegar su opinión.